Existen frases que se hacen populares por la intención que les precede.
Una de ellas es la “justicia divina”, comúnmente se asocia este término con la idea que Dios es quien se encargará del castigo de las personas que han cometido graves daños a otras.
Lamentablemente estas dos palabras juntas no tiene nada que ver con la realidad del amor de Dios. Justicia es hacer la voluntad de Dios y Divina significa aquello asociado con Dios.
Jehová no pasa facturas, “ni espera a nadie en la bajadita”. Alguien que pasa facturas no tiene puro el corazón y Dios tiene su corazón puro y santo. La escritura dice que de Él es la venganza y este es un hecho insondable que está fuera de la comprensión humana sin la revelación del Espíritu Santo. ¿Cómo puede haber justicia en la muerte de un inocente por los pecados del mundo entero?, es incomprensible, pero sí, eso es justicia para Dios.
Cuando empleamos el término Justicia Divina desde una posición revanchista , estamos haciéndole el juego a la impiedad (falta de amor), y Dios no habita en el impío. Finalmente la tan famosa: justicia divina, debe ser un instrumento del amor de Dios para ordenar todas las cosas y no como una suerte de maldición que alguien herido declara en contra de su agresor. Cada quien forja su camino de bendición y maldición, es Dios en su infinito amor quién nos advierte de todas las cosas.
Mateo 5:44 dice: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”