“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”
Enfrentarse a esta frase es abrir un cúmulo de preguntas. Cuando Oseas escribió desde la inspiración del Espíritu de Dios, el tiempo de los patriarcas había concluido, el tiempo de la liberación de Egipto, las maravillas, los prodigios, los milagros y la ley en el desierto habían pasado, Moisés y su influencia dentro de la nación de Israel quedaron completamente asentadas.
¿En verdad podemos creer que el pueblo de Israel pereció por falta de conocimiento, siendo este pueblo estudioso y observante acérrimo de la ley y los profetas?
Si hablamos de la palabra conocimiento desde nuestra perspectiva occidental y cultura hispana, vamos a relacionar la frase de Oseas con una falta de estudio de la palabra de Dios y eso no es cierto.
Este pueblo siempre ha sido muy estudioso de la escritura, entonces, ¿a qué se está refiriendo el Espíritu cuando nos dice “falta de conocimiento”?
Oseas utilizó la palabra daát, que significa conocimiento desde una perspectiva más formal. La inspiración de daát tiene que ver con ese saber de lo ya establecido, la sabiduría, la ciencia y la inteligencia que se obtiene por el estudio. Ahora bien, muchos de nuestros errores se han debido a que tendemos a separar las palabras derivadas de sus raíces originales y en consecuencia de su inspiración original.
Al tratar de formar un nuevo concepto en nuestra mente separado de la inspiración genuina, vamos a tener una apreciación que se va a distanciar de lo que realmente el Espíritu nos quiere decir.
Una palabra primitiva (original) es aquella palabra que no procede de otra. La palabra derivada es aquella que se forma a partir de una palabra primitiva.
Muestro este tecnicismo gramatical para decirte que daát en hebreo es una palabra derivada de yadá, así como hojarazca es una palabra derivada de hoja.
Entonces la inspiración genuina, la que nos acerca a la revelación, que es mostrar lo que está oculto, la vamos a encontrar con yadá, y las traducciones de la biblia la han traducido al español también como conocimiento.
Pero este yadá no tiene el formalismo de su derivada daát, todo lo contrario, esta palabra tiene que ver con el conocimiento vivencial que provoca el desarrollo de la identidad, tiene que ver con conocer por estar junto, unido o hecho uno con aquello que se conoce.
Entonces, luego de mostrar todos estos argumentos, podemos llegar al acuerdo que Oseas escribió por el Espíritu que el conocimiento solo de la letra no basta para tener el favor divino. Que todo el conocimiento que podamos alcanzar de Dios, pasa primero por la experiencia de vivir junto a ese Dios, llegándonos a Él, hasta hacernos uno con Él y esa ha sido siempre la petición y el anhelo de justicia del Hijo.
Es por eso que el maestro nos compara con ramas de olivos que fueron silvestres, pero que ahora están injertadas en el buen olivo. De modo que ahora ya no vivo yo, si no que es Cristo el que vive en mí.
Finalmente podría atreverme a decir cómo traducción de la sección del versículo que estamos estudiando: “Mi pueblo fue destruido, porque no llegó a conocerme en la intimidad, haciéndose uno conmigo”
Les bendigo amados..