El otro Velo

Unas cosas dependen de Dios y otras cosas dependen de nosotros...

Hay cosas que sólo las puede hacer Dios y hay cosas que sólo le toca al hombre hacer, así como el trabajo está hecho para el día y el descanso está concebido para la noche.

Así cómo Jehová salió delante de Israel para vencer a sus enemigos, así también les dejo otros enemigos en pie para su pueblo se esforzara en la tierra prometida.

Legalmente el hombre estaba inhabilitado para acceder a Dios por la enemistad que había entre los dos. Sólo un hombre perfecto con la genuina imagen de Dios en la tierra podía con su sacrificio en la cruz romper el velo de separación y reconciliar a la raza humana con su creador.

Es menester del entendido en las cosas espirituales observar la escritura cuando dice en He 9:2-3: “Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,”.

Todo velo debe ser quitado

Si hay un segundo velo implica entonces la existencia de otro. La descripción de ambos la encontrarás en Ex 26:31-37.

Reina Valera traduce el otro velo como una cortina y su propósito es el mismo, hacer separación, pero en este caso es separar el lugar Santo de los atrios del tabernáculo. Este velo ha sido desvirtuado por el antidiseño del mundo para mantener la influencia de la carne sobre las cosas espirituales.

Así como el sacrificio de Jesucristo hizo que el velo de enemistad se rompiera, así mismo el sacrificio del hombre hará que el velo (cortina) de sueño que mantiene al hombre dormido ante la realidad espiritual también se rompa.

Este velo es aquel que separa al hombre de su sacerdocio, sólo los sacerdotes podían pasar este portal, y esto indubitablemente nos transporta a esa nación santa conformada por reyes y sacerdotes, este es el velo que al atravesarlo no traslada al Reino del Señor.

Presta atención a la siguiente analogía: la nación es al reino como el estado es a la Iglesia. La Iglesia es la forma como nuestro Señor Jesucristo organizó el gobierno para la restitución de su Reino en esta tierra.

El sistema del mundo nutre de necedad al hombre que se resiste a romper el velo de mentira que lo separa de su propósito. El Reino de Dios cuida, alimenta y sostiene a los reyes y sacerdotes que ministran y hacen justicia.

Tienes un velo que romper, lo quebrantas negándote a ti mismo, tomando tu cruz y siguiendo a Cristo. Serás trasladado de las tinieblas a la luz, del mundo al Reino y del dormir al despertar.

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