¿Por qué mataron a Jesús de Nazareth?, ¿por blasfemo?, ¿por incitar una rebelión contra Roma?
En Juan 19:7, los líderes judíos dicen a Pilato: “Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo pasar por Hijo de Dios”.
En Lucas 23:2, acusan a Jesús diciendo: “Hemos hallado que éste pervierte a nuestra nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es Cristo, un rey”.
En Marcos 15:1-2, Pilato pregunta a Jesús: “¿Eres tú el Rey de los Judíos?” y Jesús responde: “Tú lo dices”.
Sin embargo, el evangelio de Juan menciona varias veces que Pilato, la máxima autoridad, no encontró culpa en Jesús. Aquí están los versículos claves:
Juan 18:38: “Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito”.
Juan 19:4: “Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él”.
Juan 19:6: “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él”.
En el sentido espiritual , el Señor Jesucristo muere como el cordero perfecto, sin mancha, inocente de culpa, tal como Dios lo exigía, a fin de poder transferir todo el pecado del mundo sobre Él. Esto era parte importantísima de su propósito.
Pero aún la pregunta del porqué lo mataron no ha sido contestada del todo. Y la respuesta que reúne todos los cargos imputados, más lo que considero es la razón verdadera de su condena es que Jesús de Nazareth era un hombre sumamente peligroso.
¿Y por qué era peligroso?. Porque era y es, el más grande transformador que a pisado esta tierra. Un transformador es alguien muy peligroso para un gobierno establecido, porque tiene el potencial de cambiar hasta las mismas bases de ese gobierno. ¿Y que se hace con los hombres peligrosos?. Se quitan del medio, y en la medida de lo posible se arrancan de raíz.
Un transformador, es un ser humano capaz de cambiar las cosas, esculpido a base de sacrificio, es decir, sin sacrificio no hay transformación.
Jesús de Nazareth, se sacrificó hasta lo sumo, y es por eso que es el más potente transformador.
Romanos 8:29 dice: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. Y 1 Juan 2:6 dice: “El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo”.
¿Qué nos quieren decir estos versos?. Nos dicen que somos llamados a ser los cristos de nuestra generación, es decir, hemos sido escogidos en Él para ser los transformadores de este mundo. En consecuencia, debemos hacer sacrificio. Esto significa morir a nuestros deseos, para adoptar los deseos de Cristo, significa morir a nuestros sueños, para adoptar los sueños de Cristo.
Martin Luther king Jr. fue un transformador, él encabezó un movimiento que incluso después de su muerte, terminó por vencer la segregación racial en los Estados Unidos, haciendo de este mundo un sitio mejor para vivir. Éste hombre, hizo la obra de Cristo, extendiendo el Reino de los Cielos.
Tú y yo, tenemos la misión de extender el Reino de Dios. El Dr. Martin Luther King Jr. Pronunció un discurso que ha perdurado como una fuente de inspiración para las generaciones futuras. Aquí tienes un pequeño fragmento:
“Tengo un sueño de que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter”.
Nosotros, los hijos del Rey, debemos perseguir los sueños de Papá hasta verlos cumplidos, aquí algunos d e esos sueños:
Isaías 11:6-7 dice:
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león, como el buey, comerá paja.”
Y Apocalipsis 22:1-5 dice:
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”.
Éstos, amados hermanos, son parte de los sueños de Papá. Nosotros, los agentes transformadores de esta generación, tenemos el deber, la responsabilidad, de hacer los sueños de Papá realidad, eso es justicia, y haciendo su voluntad, estaremos en condición de administrar la herencia adquirida que nos distingue.
Transfórmate a ti mismo, transforma tu mente y corazón, transforma tu hogar, tu ciudad y tu nación. Pero eso sí, la exigencia es sacrificio. Hacer de esta tierra un lugar renovado, un lugar llamado Edén, requiere sacrificio, y únicamente los hijos de Dios lo pueden hacer, porque está tierra es la herencia que nos dejó nuestro Padre. Amén.