Tomar las decisiones correctas es un proceso que puede ser difícil si no tenemos claro el concepto de justicia desde la perspectiva divina.
Cuando tomamos decisiones equivocadas estaremos huyendo de sus consecuencias.
Jesucristo nos muestra a través de los evangelios que proteger el propósito es esencial para todo proyecto o plan que está en marcha.
Para tomar decisiones correctas se debe estar siempre alineado al propósito correcto. El escaño a vencer de cada uno es conocer y ser fiel al cumplimiento de ese propósito.
Jesucristo era el cordero inmolado, no debía dejarse atrapar por sus enemigos, sino que debía organizar y preparar todas las cosas para el día de la Pascua, literalmente tuvo que huir en varias ocasiones para cuidar el propósito encomendado en su asignación terrenal.
Nosotros podemos hacernos de planes y proyectos, pero no significa que sea lo que Dios quiere. Si algo ha demostrado el hombre sin Dios, es que todas las cosas que hace, terminarán haciendo daño a él mismo y su entorno. Daño no es tenerlo todo, daño es mantenerte separado de Dios.
El día que veas la justicia dentro del propósito y no dentro de nuestros pareceres, entonces ese día estaremos alineados a la frase que dijo Saulo al Cristo: “que quieres que haga”.
Nuestra poca comprensión ante la justicia se debe a que hemos estado divorciados del propósito. El propósito se desvió desde el Edén, no tiene que ver contigo, conmigo o con el hombre. El propósito tiene que ver con lo que Dios diseñó, con lo que Él planeó para nosotros.
Jesucristo vino a restituir lo que se había perdido, esto es el señorío del hombre sobre la tierra, y para ello tenía que pasar por el sacrificio en la cruz, tenía que salvarnos y dejar al Espíritu Santo para que nos guiará en nuestro caminar por el reino.
Él cumplió su propósito, así que nosotros debemos cumplir el nuestro.
El propósito del hombre es de señorear la tierra, no es ser salvos, salvos son todos aquellos que perseveraron en el cumplimiento del propósito y lo lograron hasta el final de sus días.
La salvación de Cristo nos habilitó para entrar en nuestro reino, somos coherederos dice la escritura.
Dejemos de huir, correr en la dirección y sentido incorrectos nos lleva a alcanzar cosas que luego quitan la plenitud de gozo y siempre dejan vacío.
¿Qué estás eligiendo, tu justicia o la de Dios?. ¿Qué estás persiguiendo, tus propósitos fatuos de origen o el propósito divino?.
La escritura nos enseña nuestro caminar en el reino, la escritura nos enseña el propósito:
Ef 4:13: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de DIOS, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de CRISTO,”.
¡Esto perseguimos!…
Tienes derecho a preguntar, me puedes decir: ¿Y como hace eso?. La escritura nos responde:
Lc 4:18-19: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.”
¡Así operamos!…
Elige bien lo que vas a hacer y si eliges caminar en el reino, entonces te estarán persiguiendo sus consecuencias y te alcanzarán.