Dedicado a los tibios

No mueras por quedarte en el medio, bueno es morir peleando la buena batalla...

1Ti 1:12-13: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.

     Fidelidad es lo que vamos a encontrar siempre en Dios y esa fidelidad se nos presenta de múltiples formas.

     Es tremendo como el Señor se manifiesta, es capaz de llamarnos al ministerio en los peores momentos de nuestra vida y cuando más alejado estamos de Él. La ignorancia y el no creer no limitan a Dios cuando se trata de ejecutar su plan Divino. Él te diseño y te llamará cuando llegue el momento, no cuando estés preparado (nunca lo estarás completamente).

     En el Reino prepararse es importante, pero no determina tu participación en el el propósito. Dios llama y en eso no hace distinción, llama a malos y buenos, Él conoce nuestro corazón y te va a llamar. Dichoso el que acepta el llamado y no se cree digno, pero pobre de aquel que acepta el llamado y se envanece mientras lo ejerce.

     La ignorancia y la incredulidad limitan la entrada al Reino. La escritura dice que el nuevo nacimiento es crucial para entrar y reinar, he visto muchos que dicen haber nacido de nuevo, que hacen buenas obras y caminan en obediencia, más aún a la hora de la prueba no cambian, reaccionan igual que lo hacían antes. Esto pasa porque nacer de nuevo implica también cambiar la manera de pensar. Veo con tristeza a muchos que como Nicodemo no se atreven a cuestionar sus autoridades, ni se atrever a ir en contra de sus tradiciones, sabiendo que el Espíritu les enseña otra cosa.

     Pablo dice que fue ignorante e incrédulo refiriéndose a Cristo y su Reino. Aún así, Pablo en su corazón actuaba en Fe y con mucho conocimiento porque sabía quién era, tenía muy definida su identidad, aunque fuera opuesta a la que Dios dijo de él.

Saulo era tropiezo, más no pérdida, son las personas ambiguas las que tienen más probabilidad de ser desechadas a la hora del toque de la trompeta, son esos tibios de los que habla el Espíritu en Apocalipsis.

     El tibio es ignorante en todo, tanto de las cosas de Dios como de las cosas del mundo, el tibio no acciona en fe, ni para las cosas de Dios, ni para el mundo y ni para él mismo. El tibio considera que su identidad es propia de él, por eso dice: “yo soy así”, viviendo un autoengaño. El tibio es aquel que se congrega cuando quiere y no por convicción, el tibio se excusa usualmente porque para él Dios no es centro, es una pieza más del falso tablero de ajedrez de su vida. La identidad del tibio es la excusa.

Definitivamente ser tibio es una maldición, el tibio duda de él, duda de Dios y duda del mundo. Si el tibio no cambia su manera de pensar tiene su destino seguro, aunque se congregue morirá, aunque haga buenas obras no habrá justicia en ellas, obedece a Dios, pero también obedece al mundo, en consecuencia aborrece a Dios; la vida del tibio es miserable en su espíritu.

    Saulo no era ningún tibio, era decidido en sus pasos y no ponía excusas para hacer lo que creía. Saulo no era indocto, su amplio conocimiento del mundo fue útil para Dios cuando llamó a este hombre.

Tu problema y el mío no es ser frío o caliente, nuestro problema es ser tibio, cuando un tibio alaba, hueles la tibieza, ves la tibieza y oyes la tibieza.

Conozco al tibio de primera mano, militaba en sus filas como fiel exponente del modelo de tibieza. No me enorgullece decirlo, más aún es bueno que haya sido modelo de lo que no debe ser y procurar ser modelo de lo que sí debemos ser.

     Si eres tibio no quisiera estar en tu pellejo, pero te felicito porque lo has reconocido. Hoy puedes determinar si quieres seguir cerca de la hornilla o meterte en su fuego. Te aseguro que si haces lo segundo en verdad, es porque ya empezaste a cambiar tu manera de pensar.

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