¿Quién te conoce mejor, tu mismo o las personas que conviven contigo?, es muy diferente ver a un toro desde el ruedo que desde las gradas.
Para conocer verdaderamente al toro debes enfrentarlo en el ruedo. Me hace gracia y disgusto al mismo tiempo oír a muchos comentaristas de fútbol que no han vivido el sacrificio, esfuerzo y disciplina que requiere un futbolista de primer nivel para opinar como si fueran expertos del tema.
Seguramente has oído la frase: “nadie te quita lo bailao”. Esto se debe a que tú experiencia es invaluable para desarrollar un criterio cónsono a la realidad.
La escritura dice que el que quiera seguir a Jesucristo debe primeramente negarse a sí mismo, luego tomar la cruz y seguirle.
En esa frase está resumida la vida del cristiano. Es imposible tomar la cruz sin negarnos a nosotros mismos, así mismo será imposible seguir a Cristo si antes no tomamos la cruz.
Muchos queremos amar a Dios sobre todas las cosas para cumplir la máxima bíblica, pero esto será imposible si no llegas a amar al prójimo en primer lugar, porque escrito está: “…Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?«
Aquí cabe perfectamente la siguiente pregunta: ¿Cómo llego a amar entonces a mi hermano?, y la respuesta es SIRVIÉNDOLE. Recordemos que el amor no es un sentimiento y tampoco es una emoción, el amor es Dios operando en nosotros.
El camino está trazado, la escritura lo muestra claramente:
Negarse -> La Cruz -> Cristo
Yo -> Prójimo -> Dios
Me Sirvo -> Le Sirvo -> Soy/Ser
Debo dejar claro lo siguiente, nada podemos hacer dentro o fuera de nosotros sin Dios y hablo en lo espiritual. Para poder negarme a mi mismo necesito a Dios, para tomar la cruz necesito a Dios y para seguir a Cristo necesito a Dios, eso se explica de la siguiente forma: “la operación es de Dios”, en otras palabras, “el que opera es Dios”.
La escritura dice en 1Co 12:4-6: «Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de OPERACIONES , pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.»
¡Cuando entendamos el principio de operación divina, entonces podremos comenzar el camino del amor!.
Hasta este punto pareciera que todo lo hace Dios, entonces ¿qué hacemos nosotros?. Y la respuesta es INTENCIÓN, no hablo de intenciones falsas, fundamentadas sobre sentimientos y emociones temporales. Hablo de intenciones reales que salen del SER. La ironía de esto es que aún no hemos llegado a SER. Esto es un misterio de amor en el cual solo puede operar Dios y es por eso que fuimos dotados con una medida de FE, la confianza que Dios lo va a hacer.
Finalmente debemos servir con fe, porque fe es lo que tenemos y nadie puede dar algo que no tiene. Así que la fe nos lleva a obrar, en la obra Dios opera y cuando Dios opera nos llenamos de su amor, ese amor lo derramados en el prójimo y así llegamos a amar a Dios. La fórmula es simple: primero fe, luego obra, después amor y finalmente Dios.
El concepto de servicio es “ponerse en lugar de otro para…”. Por ejemplo: todos debemos comer, y para comer alguien debe preparar la comida, si la persona que va a comer no prepara su comida entonces otra persona deberá ponerse en su lugar para prepararla. Todo servicio implica está condición, son dos personas, una que sirve y otra que es servida.
Este es el principio de La Cruz de Cristo: el que se puso en lugar de nosotros, negándose así mismo (su vida), por nosotros.
Cuando se sirve en la obra debemos tener en cuenta que esa obra no es nuestra, la obra es de Cristo en consecuencia, para hacer la obra de Cristo debemos ponernos en lugar de Él y solo entonces podrá Dios operar en nosotros y cuando Dios opera en nosotros, entonces lo imposible se hace posible.
¡Sirvamos pues, juntos en la obra con fe!.