Desde el principio del plan divino para el hombre, Dios le estableció claramente el ámbito de influencia, dominio y propósito cuándo le creó y le dio forma.
El Dominio fue diseñado para toda forma de vida física a excepción de sus congéneres, ellos deberían participar juntos para ejercer el señorío sobre toda la tierra.
Ahora bien, basta con salir a la calle y ver la realidad de un sistema distinto al que se planteó en el reordenamiento de la cosas. Vemos a hombres ejerciendo dominio sobre otros hombres, esto es lo que llamamos un anti-diseño.
Siglos atrás se podía ver en la trata de esclavos, hoy día lo podemos ver en hombres y mujeres que gastan sus vidas enteras para poder sobrevivir en el sistema del mundo gobernado por un príncipe vencido.
Al servir al pecado nos hacemos uno con el, convirtiéndonos en hijos del diablo y compartiendo su infeliz destino.
La escritura dice en 1P 2:9: «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable». También dice en Ap 1:6: «y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a Él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén».
No hay duda en cuanto a los títulos de los hombres cuando ejercen su propósito divino. Ahora bien, que te parece este versículo Mt 20:28: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. También dice Mr 9:35: “Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.”
Definitivamente hemos entendido mal las cosas y hemos caído presa del engaño del mundo.
Cada uno de nosotros es rey y señor con potestad para ejercer dominio sobre la tierra y a su vez somos siervos unos de otros. Sólo uno tiene el título del Rey de reyes y Señor de señores.
Quizás el error fue de origen al no tener entendimiento de lo que significa la palabra rey.
Rectitud, recto, rey, son palabras que tienen el mismo origen y es: conducir derecho, es decir, hacer lo que es recto en todo tiempo guiando a otros.
Es irónico, un siervo debe conducirse derecho también y hacer las cosas con rectitud. Así que el rey no manda, el rey sirve, aquí está la clave del gobierno divino: “reinamos para servir”, ser los primeros servidores.
Si cada uno de nosotros entendiéramos está verdad, entonces el anti-sistema del mundo caería como naipes en la tierra.