Reconciliación

La justicia perdurable: "Reconciliar consigo todas las cosas..."

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.»

2 Corintios 5:17-20

     Hemos sido muy ligeros al afirmar que el resultado de una «Oración de Fe dirigida» es el ser una «Nueva Creación».

Se ha enseñado que la «Nueva Creación» se manifiesta con fuerzas humanas, cuando nos disponemos a mostrar un cambio de conductas, o simplemente a no hacer cosas «malas» que una persona profesante de la fe cristiana no haría.

Se ha hecho del «ESTAR EN CRISTO», el arte de saber sobrevivir participando de actividades dentro de un grupo, numeroso o no, de personas denominadas cristianas, dónde lo importante es cumplir los requisitos y obedecer las condiciones para entrar, permanecer y hasta para salir de ese círculo.

Si llevamos la declaración (acerca de la nueva criatura) del Apóstol Pablo a su contexto, nos vamos a encontrar con la palabra «RECONCILIACIÓN», a la cual le debemos devolver su sentido e importancia.

Al hablar de reconciliar, nos encontramos con una palabra compuesta, en la que conciliar es ordenar, poner de acuerdo o hacer compatibles, dos o más cosas. El prefijo «re», señala un volverlo a hacer, de donde también usamos restauración o restitución.

La pregunta es: Qué se debe reconciliar?

La escritura nos dice:

‭»Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.»

Colosenses 1:16

Es claro, todas las cosas fueron creadas en Cristo. Nosotros mismos, fuimos creados en Cristo. La tierra que se nos entregó para señorear en ella, también fue creada en Cristo. El pecado del hombre, causo la separación de Cristo y por tanto, todo cuanto estaba bajo los pies del hombre, comenzó a morir separado de Cristo. 

La reconciliación consiste en volver todas las cosas a su orden original y eterno. Todas las cosas deben reconciliarse con Cristo. 

‭Colosenses 1:19-20, nos dice:

«…por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.»

El sacrificio de Jesús en la cruz, vino a ser la propiciación de Dios para que lo primero que se reconcilie con Cristo sea nuestra identidad. Nuestro pecado fue quitado por gracia y nos es devuelta la identidad Divina. Es necesario recordar que la maldición que vino sobre la tierra fue por causa de un hombre cuya identidad fue dañada por el pecado (Génesis 3:17).

Una vez que somos reconciliados en Cristo, recibimos también el ministerio de la reconciliación. La reconciliación de otras personas con Cristo, pero también el mundo, con cada una de las áreas que le componen. Es allí donde la nueva creación cobra vigor, pues no es más que la naturaleza Divina, la misma eternidad de Dios, manifestándose en el hombre; dándole la habilidad para reconciliar todas las cosas con Cristo, haciendo justicia.

El Apóstol Pablo nos recuerda, en Romanos 8, que la creación gime, esperanzada de ver la manifestación gloriosa de los hijos de Dios.

Seamos reconciliadores.

 

Enseñanzas Recientes

También puede leer algunas de nuestras otras enseñanzas.

Contacto

Ministerios de La Gracia – Todos los Derechos Reservados.