Jos 2:11: “Oyendo esto, (hablando Rahab) ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno «por causa de vosotros,» porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.”
Jn 18:36: “Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí́.”
¿Qué dijo Jesús a Pilatos?, ¿acaso la prostituta Rahab era más entendida que el verbo encarnado?. Pilatos no entendió y así estamos muchos de nosotros.
¿Es el Reino de los cielos, de los cielos solamente?. ¿Es el reinado de Cristo limitado por una dispensación doctrinal que dice que por ahora no reina porque está en el tiempo de gracia?
Mt 28:18: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.”
Ef 1:21-22: “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,”
Rahab lo vio claramente, Dios reina en los cielos y en la tierra y ella no era Israelita, pero Pilatos no pudo verlo.
¿Quién fue el que subió al trono?, ¿Quién puede estar sentado en un trono y no reinar?
Una mujer con entendimiento provocó la salvación de su familia, una mujer pudo ver lo que Pilatos no vio, una mujer se puso del lado de la justicia, apartándose del lado de la altivez y la soberbia.
Cuándo Jesús se enfrentó a Pilatos, apenas se estaba formando su cuerpo de servidores, esa incipiente iglesia que llegaría a ser la esposa del nuevo pacto, esa que tendría la autoridad y el poder de su esposo por el Espíritu para señorear en el mundo.
La escritura interpreta la escritura, son decenas de decenas los versículos que amparan y muestran a Cristo reinando. La posición de muchos que se aferran a una doctrina que no estudiaron, que no escudriñaron, que no buscaron su origen y que no pudieron darle sentido a los argumentos de su autor, sino que se conformaron con repetir lo que sus autoridades decían, nos ha traído a la difícil situación de caer en ambigüedades de respuestas ante el tema escatológico, donde muchas veces se evaden las inconsistencias que la gran mayoría de ministros han visto al enfrentar la escritura con las dispensaciones, el rapto y la gran tribulación.
¿Por qué es mandatorio tener claridad en este asunto?, porque somos los responsables juntamente con el Espíritu Santo de llevar a la esposa a su realización plena.
¿Cuántos de nosotros no estaremos como los fariseos del tiempo de Jesús, creyendo tener el conocimiento de las escrituras y lo que estamos haciendo es desviar a la esposa de su propósito?
Tengamos en cuenta que los altos sacerdotes fueron los que dijeron: “no tenemos más rey que César “. De sus bocas salió la condena, los que debían cuidar lo sagrado fueron los que entregaron al Autor de la Vida. No copiemos su error.
Hablamos de un anticristo que nunca se menciona en el libro de apocalipsis, al que se le confunde con la bestia, cualquiera puede leer 1Juan con seriedad y darse cuenta que no tienen nada que ver.
Porque debemos inventar que en Mateo 24:34 la palabra generación no significa eso (los vivos en ese tiempo), sino que significa raza, era o cualquier otra cosa, únicamente para forzar el sentido de una doctrina. Mientras sigamos viéndonos como el centro de todo, no podremos ver que todas las señales que habló Jesús proféticamente en ese capítulo ya se cumplieron.
Porque tenemos que repetir lo que otros dicen, cuando somos nosotros los que debemos buscar al maestro que puso su palabra en nuestra mente y corazón.