El próspero Juan

Prosperidad o Propósito, al menos ambas empiezan en "pro"

¡Hola!, ¿cómo están?

    Juan el bautista, hijo de un sumo sacerdote, perteneciente a una de las familias élites del pueblo judío, según la tradición debía seguir los pasos de su padre y mantener así el estatus social, el poder político-religioso y una muy cómoda condición económica.

    Juan la tenía fácil, su destino era ser un hombre próspero dentro del esquema concebido según el mundo.

    Muchos de nosotros hubiésemos querido tener la buena suerte de Juan. Prácticamente su vida estaba asegurada y lejos de las aflicciones de la mayoría de sus congéneres.

    Pero las cosas no salieron según estipulaba la tradición. Juan llegó a vivir lejos de la gente, en el desierto, viviendo en una condición precaria,  comiendo insectos y miel.

    ¿Qué podemos decir de Juan, alcanzó la prosperidad?. Que triste final para un hombre que mal barató aquello que muchos anhelan.

    Aún así, Jesucristo el hereje de los judíos, se refirió a Juan como el mayor profeta que había nacido.

    ¡Caracoles!, ¿cómo así?, si fue el más grande en su tipo entonces sí fue próspero. No se usted, pero yo no voy a entender ésta prosperidad si no hago metanoia de esa palabra.

    Juan terminó dudando de aquél primo cuando envío a sus discípulos a que le preguntarán si eres el que debía venir o si tenían que esperar a otro, para colmo de males, terminó sus días preso y decapitado.

    Definitivamente no entiendo esta clase de prosperidad.

    ¡Hola nuevamente!, me ausenté un momento para cambiar mi manera de pensar sobre el concepto prosperidad, es decir, hice metanoia de esa palabra y les puedo decir que:

    “Próspero es aquel que avanza cada día en la realización del propósito divino”.

    Juan entendió el propósito por el cual fue tomado en Cristo para nacer en esta tierra. Juan entendió que su valor y realización como hombre residía en cumplir la tarea que le fué encomendada, cumplir el propósito divino según sus dones y talentos.

    Juan se reveló y despojó de todo lo que le estorbaba para cumplir este propósito y por eso este hombre fue VERDADERAMENTE PROSPERO.

    Tener riquezas o no, tener fama o no, tener reconocimiento o no, pasa a un segundo lugar.

    La gloria de Dios está sobre tí (Is 60). Cada uno de nosotros manifiesta parte de esa gloria, Salmos 19 y debes dar testimonio de ella.

    Eres señor de la tierra, eres rey y sacerdote según el orden de Melquisedec, por ser parte de la Iglesia tienes sujetas todas las cosas. Tienes la amistad de Dios y todas las bendiciones espirituales. Tu Padre sabe de que tienes necesidad, ocúpate por ser próspero (cumplir el propósito), que tú Padre se ocupa de suplir tus necesidades.

    Toda riqueza material que llegue a tu mano debe ser un instrumento para servir al propósito divino y no servirnos de las riquezas que terminarán por desviarnos de esa meta.

Enseñanzas Recientes

También puede leer algunas de nuestras otras enseñanzas.

Contacto

Ministerios de La Gracia – Todos los Derechos Reservados.