La propiciación ha sido desestimada, poco valorada y hasta incomprendida
La imagen en la que todo hombre sobre la faz de la tierra debe inspirarse es Jesucristo y esto solo lo consiguen aquellos que son propicios.
Jesucristo es el Hijo, el Logos de Dios y ese Logos es Rey-Sacerdote.
El rey-sacerdote (tú y yo) en su esencia es alguien propicio, es decir, todas sus acciones están enmarcadas en el principio de la propiciación.
No en balde el lugar más íntimo y crucial del tabernáculo del desierto que Moisés hizo siguiendo el modelo fue la corona del arca del pacto, y esa corona se llama propiciatorio.
Cuando eres propicio, impartes vida, cuando eres propicio impartes autoridad, cuando eres propicio impartes sanidad, cuando eres propicio impartes alegría, cuando eres propicio impartes liberación, cuando eres propicio impartes sabiduría, cuando eres propicio impartes propósito, cuando eres propicio impartes gracia y cuando eres propicio impartes a Dios.
Si no hay propiciación, los propósitos jamás serán cumplidos, de allí la naturaleza propiciatoria de Dios, desde la formación de Adán hasta nuestros días, Dios nunca a dejado de ser propicio para con su creación, Él sabe que sin propiciación no hay justicia.
Palabras rojas:
Mt 5:23-26: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.”
Un rey-sacerdote no está pendiente si él tiene la razón o no, si se ofende o si alguien se sintió ofendido, un rey-sacerdote buscará ser propicio, su postura es buscar el favor para la otra persona, independientemente de su condición, más aún si estamos hablando de enemistad y de todo aquello que causa división.
El amor es propicio, por eso el amor une y el egoísmo divide.
Seguramente escuchaste decir que ser cristiano es un estilo de vida, pero hoy te digo que la vida no se encierra en un estilo, la vida es Cristo, el que es cristiano es Cristo porque se hizo propicio hasta hacerse uno con él y esto no por fuerza de hombre, sino por gracia de Dios.
¿Te cuesta relacionarte con las personas en espíritu?, la lucha no es con carne y sangre, entendamos esto de una vez. El campo de batalla está en la mente de las personas y es allí que debemos ganar esa batalla, los hombres llenos de maldad que entienden este principio han hecho mucho daño manipulando su mente y la de las personas para su provecho.
Recuerda esto, no todo el que se acerca a ti es propicio, porque busca su beneficio y no el tuyo, puede parecer que se mueve a tu favor y su real intención es beneficiarse solo él.
Oíste que fue dicho ganar ganar, eso lo dice el mundo, pero yo te digo que el que hace ganar al prójimo, gana en él. El ganar ganar del mundo no es propiciación, cada quién gana lo que le conviene y eso es división con apariencia de unión.
El talón de aquiles del Reino de Dios es la unidad, el cemento de la unidad es el amor y colocar cada ladrillo en la posición correcta para poner el cemento del amor es la propiciación.