Os 6:1-2: “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él”.
El cumplimiento de la palabra profética de Oseas en Cristo, sobre su resurrección al tercer día, nos da muchas pistas de la dimensión espiritual y sus hechos.
La mente finita de nosotros en el mundo, no es capaz de moverse con libertad en las esferas espirituales. Aún así, hay frases como la de Oseas 6:1-2, que habren la puerta de los cielos, dejando entrever las acciones espirituales y sus propósitos.
El término “en Cristo”, es una condición legal de propiedad reafirmada, reconocida por ambas partes, Cristo de un lado y el creyente por otro lado. El término “en Cristo” implica tener la condición de haber sido arrebatados para Él.
Decir que hemos sido arrebatados para Cristo, es una verdad que no debe entenderse como un evento único, o algo físico que le ocurre a las personas para ser llevadas a una dimensión espiritual.
Ef 1:13-14: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.»
Ser arrebatados para Cristo es esa condición de posesión adquirida que habla Efesios 1:13-14. Y cuya redención es la resurrección de todo lo que ha Sido reconciliado con Dios en Cristo.
Dicho de otra forma más sintetizada, el arrebatamiento en el contexto espiritual, es la operación que nos hace ser de Cristo, y que sólo Él puede lograr, ya que nos compró con el precio de su sangre.
Ahora bien, todo lo antes dicho, suena como a mucha teoría de escritorio, y hace falta ver su aplicabilidad en la vida presente.
El hijo de Dios, aquel que tiene bajo sus hombros la responsabilidad de manifestar el Reino, debe verse arrebatado en Cristo, resucitado y sentado juntamente con Él en los lugares celestiales, y desde esa posición operar en justicia.
Lamentablemente, muchos de nosotros confundimos la idea de ser de Cristo con la de un militar fuera de servicio y vestido de civil. Sí, sigue siendo militar, pero no tiene las mismas prerrogativas que cuando está en servicio activo y uniformado. Es irresponsable pensar que, siendo de Cristo, arrebatados por Él , podemos darnos el lujo de no vestir el uniforme de rey y sacerdote solo porque Cristo aún no ha venido.
Pensamos que el haber sido arrebatados nos permite la flexibilidad de los militares, es decir, cuando quiero le sirvo a Cristo y cuando no me doy mi descanso.
El que se sabe verdaderamente arrebatado para Cristo, le buscará, le honrará, y le adorará a tiempo y fuera de tiempo, extendiendo el Reino de los Cielos aquí en la tierra.
Nuestro tercer día, el de nuestra resurrección, llegó el día que Cristo resucitó, Oseas nos revela que no podemos esperar el día final del tiempo de los hombres para experimentar lo que ha sido escrito.
En el Reino, la clave está en ya somos, manifiéstalo, mientras llegas a la estatura del varón perfecto. Los apóstoles, hicieron lo que Cristo hizo, no esperaron ser perfectos, o que llegara el tiempo para que Cristo los hiciera perfectos.
Si anhelas ser arrebatado por Cristo, te tengo una gran noticia, ya lo fuiste; es imposible resucitar juntamente con Él si no eres arrebatado antes.
¿Quieres ir al Cielo sin pasar por la muerte?, te tengo otra gran noticia, ya estás con Él en los lugares celestiales. Si no estás operando desde ese lugar, entonces pregúntate si realmente eres de Cristo, o andas perdido entre enseñanzas que todo lo guardan para futuro.
Anda, asume tu responsabilidad, y ponte la armadura que te corresponde por estar reconciliado con Dios en Cristo, te bendigo.