Dn 9:24: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.”
Una iglesia que no reina no es entendida, y nunca llegará a completar su propósito.
Una iglesia que quiere vivir con Cristo en el cielo nunca llegará a completar su propósito en la tierra.
Gn 8:21: “Y percibió Jehová olor «grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque «el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como, he hecho.”
¿Acaso Dios es mentiroso como el hombre?, si Jehová dijo que no volvería a destruir a todo ser viviente, significa que no lo va a hacer.
Hay doctrinas que nos dicen que Cristo establecerá su reino cuando venga por segunda vez, y sólo hasta ese entonces su iglesia podrá reinar con Él mil años literales de absoluta paz.
Eso sí, antes que eso ocurra, también enseña la doctrina que habrá un paréntesis de gracia indeterminado entre la primera y segunda venida de Cristo, cuyo propósito es completar el número de santos que conformarán la plenitud del cuerpo de Cristo.
Y el Armagedón no se queda atrás, será un evento de destrucción masiva que destruirá toda la superficie de la tierra. Me pregunto, ¿cómo queda Gn 8:21 que leímos anteriormente?.
Y si todo queda destruido, ¿qué naciones vamos a juzgar, gobernar y reinar?, ¡pero como que reinar¡, ¿si vamos a estar con Cristo en el Cielo?.
1Co 6:2: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?”
Dn 7:27: “y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.”
Tantas dudas, tantas contradicciones, tantas preguntas. ¿Será que llevamos dos siglos repitiendo y enseñando doctrinas de hombres a las que hemos llamado sana doctrina?.
Muchos son del pensar que no es necesario tener una comprensión de los tiempos futuros, que lo importante es la evangelización y el discipulado que desarrolla el carácter de Cristo.
Amados, el carácter de Cristo es de Rey, Cristo no escapó, Cristo enfrentó su muerte en la cruz, porque para eso nació como hombre. Los reyes se forjan en las conquistas de territorios para ocuparlos y dominarlos. ¡Los santos son reyes por derecho divino!, el santo cumple su propósito.
Puedes tener una aureola sobre la cabeza, nunca haber dicho una mala palabra, ni matado una hormiga en toda tu vida, pero si no multiplicas los talentos que te fueron dados, entonces nunca serás contado entre los santos.
¡Santidad en caminar cumpliendo el propósito divino!.
¿Paréntesis de gracia?, creo que ha sido una idea magnífica que las mentes que controlan el mundo han usado para inocular a la iglesia de Cristo, con el fin de llenarla de temores, desviarla de su propósito y retrasar lo inevitable.
Ninguna profecía en la santa escritura tiene esa conducta «indeterminada», si algo podemos constatar de las escrituras es que su profecía fué, y será siempre de forma continúa y precisa.
Las setenta semanas fueron continúas, su contenido fue únicamente para la nación de Israel, su santa ciudad, su templo, terminar con la corrupción de ese reino corrupto (prevaricación y pecado) y su pacto, a fin de establecer un nuevo pacto fundamentado en mejores promesas.
Las primeras siete semanas fueron para reconstruir la ciudad y su templo, las siguientes sesenta y dos semanas para la espera del Mesías príncipe, que fue ungido por Dios y los hombres en su bautizo en el Jordán. Y luego, a la mitad de la última semana (setenta) cesaría el continuo sacrificio con la muerte del Mesías en la cruz (de allí en adelante los sacrificios del templo no eran válidos).
Segmentar la biblia en tiempos (llamados dispensaciones) es una forma de aprender las escrituras, pero tiene su lado negativo que deforma la revelación del Espíritu y su interpretación.
Por ejemplo, empezamos a decir que no estamos bajo la ley, que estamos bajo la gracia, cuando la verdad es que la ley fue dada por gracia (añadida) y que ambas coexisten, y donde la gracia arropa en amor a la ley. Otros se confunden creyendo que antes del llamado “tiempo de gracia”, la gracia no existía, cuando la verdad es que la gracia nunca dejó de ser. Éstas son algunas de las deformaciones peligrosas que genera esta forma de aprender las escrituras.
Estamos en el reinado de Cristo, fue profetizado y cumplido a cabalidad. Estamos en el tiempo de la conquista del mundo para Cristo, hasta que todos sus enemigos estén postrados a sus pies.
Estamos en los tiempos de la manifestación de los hijos de Dios, donde las naciones del mundo y sus gobernantes lleguen a buscar la luz que hay en nosotros, para juzgarlas y gobernarlas, pero no al estilo del mundo, sino al mejor estilo que Cristo nos enseño, es decir, sirviéndoles para que resplandezcan y sean benditas. Así honraremos el pacto que Dios hizo con Abraham: “ y serán benditas todas las naciones de la tierra”, Amén.