Hablar del tema de la fornicación es hablar del mismo origen de la escritura, es decir desde el Génesis. Las palabras tienen un significado, una inspiración y un propósito, a través del tiempo una palabra puede adquirir distintas connotaciones y usos. Este es el caso de la palabra fornicación, básicamente al día de hoy la hemos encasillado en tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero en realidad es mucho más.
En su contexto original la fornicación tuvo su aparición en el capítulo tres del libro de Génesis, aún cuando no aparece explícitamente como palabra en el texto bíblico. Eva se tranza en una conversación con la serpiente que la lleva a:
- Apartarse de Adán (estaba sola)
- Desobedecer un mandato
- Hacerse una con las ideas de la serpiente
- Beber del espíritu de la serpiente
- Comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
De estos cinco eventos quiero hacer especial énfasis en el primero, porque está asociado intrínsecamente a la fornicación: «Apartarse de Adán».
La palabra santidad es antagónica a la palabra fornicación: si santidad es apartarse para Dios (para cumplir el propósito divino), entonces fornicación es apartarse de Dios para...
La primera te une, te lleva a Dios (apartarse para Dios), la segunda te separa de Él (apártese de Dios para)
Esto fue lo que hizo Eva, se aparto para buscar lo suyo propio, fijando su mirada en aquello que la hizo mezclarse, la hizo adulterar, la hizo fornicar.
Los siguientes versículos nos dan una mejor idea del significado de esta palabra ante los ojos de Dios, presta atención cuando aparezca la palabra apartar en sus distintas variantes:
- Éxodo 33:11 «Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo».
- Levíticos 20:26 «Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos».
- Deuteronomio 11:16 « Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos»
- Deuteronomio 11:28 «y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido».
Es muy claro que apartarse de Dios conlleva a ir en pos de otras cosas que terminarán por convertirse en nuestros dioses, esta es la verdadera fornicación. Para que no quede duda leamos a continuación Éxodo 34:16 «o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas».
Eva se apartó y estando sola, ocurrió la negociación con la serpiente a espaldas de Adán, es decir, de forma oculta. Así que la fornicación tiene características que delatan su operación. Es por eso que tener relaciones sexuales fuera del matrimonio también lo llamamos fornicación, ya que aplica en cierto sentido, una persona se aparta para tener intimidad con otra de manera oculta, buscando la satisfacción egoísta de la carne en éste caso.
Ahora bien, si un hombre y una mujer se juntan para vivir como esposos con el propósito de tener familia, a la cual le han nacido hijos y esto ocurre a la vista de una comunidad, donde ellos han dado testimonio de guardarse el uno para el otro, pero no están casados, entonces, desde mi humilde opinión, no califico esta relación como fornicación.
Pero si hay muchos matrimonios legalmente constituidos que viven en un verdadero infierno de fornicación (adulterio), donde no hay ningún respeto mutuo, donde los cónyuges tienen vidas paralelas ocultas, donde los hijos crecen y ven estos ejemplos. De acuerdo a estos frutos podemos discernir el espíritu que gobierna a cada pareja.
Finalmente, la fornicación que más abunda en el contexto bíblico es la de ir en pos de otros dioses y es aquí donde el creyente debe enfocarse.
Mostremos compasión, seamos misericordiosos así como nuestro Señor lo es, no cometamos el error de condenar un acto carnal cuando nosotros también fornicamos al no tener a Dios en el primer lugar, ya que nos apartamos de Él cada día en pos de nuestro egoístas intereses, persiguiendo los tesoros de nuestro corazón que nos hacen almas adúlteras.