Nobleza

La gran virtud de un Rey-Sacerdote...

     Los antiguos creían que la sangre tenía poderes místicos y si en algo todos estaban de acuerdo era que la sangre es la representación de la vida.

     En química existe una propiedad de los elementos que los hace muy apreciados en distintas áreas de la industria. Esta propiedad la tienen algunos metales y consiste en la resistencia a alterarse o cambiar cuando entran en contacto con otras sustancias.

     A esa propiedad química que tienen algunos elementos se le llama nobleza.

     Las monarquías buscan distinguirse de las plebes haciendo lo posible por no mezclar su sangre con cualquier linaje. Los matrimonios eran muy bien arreglados para mantener una estirpe sanguínea “pura” en la descendencia; ésta es la razón por la cual se llama nobleza a las castas reales que han gobernado los distintos imperios desde la antigüedad.

     Los faraones egipcios llevaron ésta práctica a sus límites más oscuros al casarse inclusive entre hermanos.

     No de balde el oro es muy apreciado en distintas áreas de la cultura humana a través de los siglos, el oro es un metal noble, en consecuencia no se corrompe fácilmente.

     La misma escritura acude a la nobleza del oro, Juan describe a Cristo en el capítulo uno del libro de revelaciones, el cual lleva en su pecho un cinto de oro. Sobran las referencias que se hacen de este metal a lo largo de toda la escritura.

     El metal de los reyes habla de la nobleza que estos tienen por el linaje al que pertenecen. Nosotros somos de un linaje escogido, somos del linaje de Melquisedec, somos reyes y sacerdotes que nos resistimos a mezclarnos con el mundo y no nos corrompemos fácilmente.

     La versión de la biblia textual en Is 13:12 dice: “Haré al mortal más escaso que el oro, Y a la humanidad más que el oro de Ofir,”.

     Llegará el día sobre la tierra que sólo quedarán hombres y mujeres nobles, no me refiero a esos de las castas monárquicas, sino a aquellos que no se dejaron corromper el corazón, a los que resistieron y no se mezclaron con el mundo, a reyes-sacerdotes que extendieron los dominios del Reino de los Cielos en esta tierra, a esos que hicieron de sus vidas el capítulo dos de Génesis, cuando el hombre tenía Reino y caminaba con Dios.

     Nuestro modelo es ejemplo de nobleza absoluta, Jn 14:30 dice: “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”.

     Si algo tiene el oro es que a pesar de ser un metal, es muy maleable, es decir, se deja trabajar con facilidad, se humilla ante el martillo de orfebre, haciendo del oro una joya primorosa. Para manifestar lo que somos debemos dejarnos trabajar por el martillo de las aflicciones para nuestra perfección, siendo maleables como el oro, y siendo también mansos y humildes como nuestro Señor.

     Si Dios entrego a su unigénito por ti y por mi, es porque tenemos un valor semejante al que nos compro con su sangre, honremos esa expiación con nuestro corazón entregado al que vive y reina por los siglos de los siglos, amén.

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