¿Qué es lo que hace que exista algo llamado valor? No me refiero a la valentía del ser humano enfrentando adversidades. Hablo de la estimación, de la valoración de las cosas.
¿Qué diferencia un penthouse en la Quinta Avenida de Nueva York de una cabaña en un pueblo apartado de Europa?.
¿Realmente las cosas tienen valor?. ¿Tendrá más valor un Rolex de oro macizo o un Casio de plástico?. La realidad es que el Rolex tiene más valor, pero la verdad es que ambos dan la hora con precisión.
Hoy en día, hay más personas usando Casio que Rolex. ¿Qué pasaría a partir de mañana si nadie más en el mundo compra Rolex ni Casio, ni siquiera las copias chinas por muy baratas que sean?. Sencillamente el símbolo de las famosas marcas perderían todo su valor. No importa si es de oro con incrustaciones de diamantes; si nadie lo quiere, no vale nada.
Entonces, ¿qué le da valor a las cosas?. El ser humano, tú y yo. ¿Por qué?. Porque lo verdaderamente valioso somos nosotros. Si hay algo en la creación debajo del sol que tiene valor, ese algo eres tú. Eres la razón del valor; en consecuencia, eres más valioso que el artículo más costoso del mundo. ¿Por qué crees que fuimos lo último que Dios creó y formó?. Porque todo fue hecho para nosotros, así lo quiso Dios y ésta fue su justicia.
Todo para nosotros, a fin de llegar a manifestar la imagen y semejanza de Cristo, el modelo de la perfección. La naturaleza está diseñada para responder a la razón de su creación, y eres tú , así como Jesucristo es la causa de todas las cosas.
Si te sientes sin valor, definitivamente perdiste de vista al molde en alguna parte. Un hombre sin valor es un hombre sin la causa de su valor. Sin Cristo.
Es tu presencia la que le da valor a las cosas, es la vida que tienes lo que le da sentido al huerto que Dios plantó al oriente de Edén, y que está llamado a llenar toda la tierra. A Dios le plació que así fuera.
De hoy en adelante, cuando esté ante una persona, estaré viendo la razón de la creación del mundo, y aprenderé a apreciar y valorar lo que significa la presencia de una persona delante de mí, porque todos somos importantes en Cristo. El hombre fuera de Cristo es irrelevante, es como tamo qué lleva el viento.
La próxima vez que veas algo que no tiene valor, entiende que es porque no hay presencia del hombre en ese algo.
No necesito que alguien me engañe diciéndome que seré como Dios si hago ésto o aquello. Ya soy como Dios porque Él me hizo a su imagen y semejanza, a fin de manifestar el diseño y el propósito sobre la tierra que me entregó.