El Capítulo 18 del libro de Ezequiel es una joya que nos muestra una faceta hermosa del carácter de Dios. Sabemos que una palabra tiene poder según nos enseña 2S 12:10 cuando dice: “Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer”.
Cuando tomamos del espíritu de este versículo de la palabra podemos ver fácilmente una declaración que asociamos tendenciosamente con la frase: “maldición generacional“, y así vamos a encontrar varios ejemplos en las escrituras.
Los mismos discípulos de Jesús creían en esta doctrina que viene de los lsraelitas, porque dijeron en Jn 9:2: «Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?».
Ahora bien, apelo a la misma palabra para que se revele así misma y cada una respetando el contexto en que fue dicha:
Ez 18:20b: “el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo.”
1Jn 1:7: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”
Ro 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
2Co 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Estos cuatro versículos son contundentes cada uno por si mismos y podríamos sacar más versículos con el mismo espíritu.
La espada efectivamente no se separó de la casa real luego de David, pero también debemos tomar en cuenta que esto sucedió a los reyes que no anduvieron conforme a la justicia. Pocos reyes tuvieron paz en sus reinados y estos fueron los que rescataron los principios divinos de Jehová.
Visitar la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación como lo describe Éxodo 20:5 no significa que los hijos pagan por los pecados de los padres. Significa que los padres rendirán cuenta hasta la tercera y cuarta generación de los hijos por causa de su transgresión. Significa que habrá consecuencias, no maldiciones que tendrán que afrontar los hijos por causa de las decisiones equivocadas que tomaron sus padres. Significa que estos hijos vivirán las circunstancias y aflicciones de la vida según les toque, como a nosotros nos ha tocado.
Nacer pobre no es una maldición, es una circunstancia que le toca afrontar y superar a las personas.
Nacer con alguna condición mental o física que sea vista como desventaja por la sociedad no es una maldición, es una circunstancia que le toca afrontar y superar a las personas.
Hemos sido testigos de muchos ejemplos en el mundo de personas que hicieron de sus desventajas ventajas.
Las ataduras, ligaduras, son cargas que no corresponden a aquellos que estamos en Cristo, su sangre preciosa rompe todo lazo, toda contratación que nos lleve a la condenación y muerte.
En Cristo, el aire que se respira es libertad, sanidad y verdad.
Ni la ley corrupta del hombre obliga a éste a hacerse responsable de las obligaciones de sus padres.
Sonríe hermano y reclama tu libertad en la sangre de Cristo.