Ley y Gracia, ¿la misma moneda?

Nuestra visión sectaria continúa haciendo mella en el cuerpo de Cristo...

     Leer el versículo de Romanos 6:14 fuera de contexto y sin entendimiento le ha traído mucha tristeza al cuerpo de Cristo a lo largo de los siglos.

Ro 6:14: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”

¿Qué es la ley?. ¿Qué es la gracia?.

La ley, en su dimensión más amplia y natural, es sencilla pero poderosamente: la palabra de Dios. Luego vienen otras formas y usos de la palabra “ley” que debemos saber distinguir para no traer confusión.

Muchos de nosotros alguna vez dijimos esa frase: “ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia”. ¿Entendemos lo que decimos?. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar cuando sacamos deducciones que terminan causando separación en el cuerpo de Cristo?.

¿Quién en su sano juicio puede negar que amar a Dios sobre todas las cosas es ley de Dios?. Ninguno lo negaría; ahora bien, si como dicen muchos que ahora no estamos bajo la ley, podemos concluir entonces que ya no hay que amar a Dios sobre todas las cosas, ¿correcto?.

Esta conclusión es totalmente contraria al espíritu de la palabra y lejos de la verdad. ¿Dónde está la falla?. En nuestro mal entendimiento de la escritura, en nuestra visión sectaria, tradicional, religiosa y dogmática de la palabra de Dios.

Pero también está otro bando de creyentes que dice que la práctica de la gracia no me exime de la ley. Al final, lo que estamos viendo es la otra cara de la misma equivocada moneda que pone el hombre con su bizarro pensamiento.

Tenemos que ser justos y reconocer que al tratar de ministrar “amor” a los hermanos, hemos causado daño en la mente y el corazón de aquellos que vieron frustradas sus expectativas de pertenecer a algo mejor de lo que el mundo les ofreció.

Todo lo que sale de Dios es por gracia y como la Ley de Dios salió de Él, podemos concluir entonces que esa Ley eterna es por gracia; son las dos caras de la misma moneda llamada justicia divina.

No todo lo que es llamado ley en las Escrituras es Ley eterna del Dios vivo. La Escritura está conformada por el pensamiento y la palabra de Dios, así como por el pensamiento y palabra de hombres inspirados por Dios. Por ejemplo, los llamados estatutos y decretos de la ley de Moisés no son Ley eterna de Dios, y eso no quiere decir que esta ley carezca del componente divino.

Para el alcance del hombre, el principio y fin de la Ley de Dios es Cristo; el espíritu de la Ley de Dios es el amor. Todo aquello que viola la palabra de Dios (Ley) se vuelve maldición y trae condenación.

El contexto de Romanos 6 habla de la ley de Moisés que fue hecha maldición por causa de nosotros. Pablo le dice a los romanos que esa ley que nos condenaba fue abolida por causa del cumplimiento de toda la ley en Cristo, quedando finalmente vigente la palabra de Dios que es la Ley por Gracia.

Gálatas 3:13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),”

No hay más ley para condenación; ahora solo tenemos la Ley eterna de Dios por su Gracia, tengamos presente que no hay condenación si estamos verdaderamente en Cristo.

Es mi anhelo que muchos sean libres a causa de esta palabra, cuyo único propósito es traer luz a la oscuridad que nosotros mismos hemos causado.

Les bendigo.

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