La tinaja vacía que no tenía santidad.
Este título representa la verdad de una vida sin Dios, donde solo se está sin ser, donde solo se existe sin propósito.
Tenía que ser éste el primer milagro que registra la escritura en la vida pública del autor de la vida. Un milagro del poder transformador. Eso fue lo que vino a ser el Cristo, el milagro transformador, el milagro de la redención.
En el sexto día de la re-composición del mundo creado, Dios hizo al hombre y eran seis tinajas las que estaban esperando ser santificadas en las bodas, la palabra de vida eterna está hablando de nosotros, del hombre objeto de la justicia y plan divino. El Espíritu nos presenta como una tinaja vacía y sin utilidad.
La escritura dice que el nuevo nacimiento solo puede ser llevado a cabo por el agua y el Espíritu, son estos dos elementos los que hacen posible el acto renovador. No había vino (no había vida), una tinaja sin vino es una tinaja sin vida, la madre del Maestro interviene y le dice a los servidores que hagan lo que Él les diga. El Maestro sabe lo que le conviene a la tinaja y ordena que sea llenada con agua. La escritura es perfecta cuando dice “hasta arriba”, no podía quedar nada sin contacto con el agua de vida.
La palabra revelada y vivencial de Dios debe tocar todos lo aspectos de nuestra vida, hasta arriba, sin que falte nada. La palabra es Espíritu y Vida.
El Fiel y Verdadero ama la palabra, es garante de su cumplimiento por el Espíritu que la inspira, es aquí donde ese Espíritu opera con poder el milagro transformador. Por causa del Agua de Vida y la intervención poderosa del Espíritu, la tinaja empieza a contener la nueva vida representada en el vino.
Ahora la tinaja es santificada en el cumplimiento de su propósito, pues fue hecha para contener la vida verdadera. ¿Cómo está tu tinaja, está vacía?, ¿Esta rota, y debe ser reparada?.
Solo tú sabes en qué estado está tu tinaja, hoy es el día para determinar y dejarte llenar con mansedumbre y humildad por la palabra de Dios, pidiendo al Espíritu su revelación.
No pierdas de vista que las tinajas estaban vacías, esto quiere decir que habían muerto al uso que antes se les dio. Nuestro gran problema es querer ser transformados por el Espíritu sin renunciar a hacer morir la carne primeramente. Esto es un gran acto de necedad. Debemos vaciarnos de todo aquello que no agrada a Dios a través del arrepentimiento y el perdón de los pecados, resistiendo a toda tentación de volver a colocar cosas que no son de Dios en la tinaja.
El vino será probado y serás hallado como muy bueno, capaz de dar a otros vida según la necesidad de aquel que opera en ti.
Así como el maná en el desierto debía ser recogido todos los días, así mismo las palabras de vida deben ser escudriñadas en la escrituras todos los días, todos los días se carga la cruz, todos los días se debe morir a los deseos engañosos de la carne, todos los días debemos seguir los pasos del Maestro y todos los días resucitaremos a la nueva vida en Cristo para hacer justicia.