La otra Babel…

Indefectiblemente, todo se mueve a través de propósitos...

Gn 11:4a: “Y dijeron: Vamos, edifiquémonos, una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; …”

Tener la comprensión o lograr dimensionar el infortunio del hombre, puede llegar a ser una de las cosas más frustrantes para aquellos que diligentemente buscan a Dios en la intimidad de su habitación.

Génesis 11:4a es una verdad que aún estando ante nuestros ojos, logra escapar al entendimiento del hombre, que no ha entendido la trampa mental que lo ha mantenido apartado del propósito divino.

Desde los tiempos de Babel hasta nuestros días parece que nada cambió. Aunque nos duela, la Babel de antaño y las religiones de hoy tienen el mismo propósito, y es la promesa de hacer llegar el hombre al cielo, ¿eso no te hace ruido?. Lo más dramático del asunto es que anteriormente la división fué causada por hablar lenguas distintas y ahora por profesar doctrinas diferentes

La única palabra con la que puedo describir ésta realidad es TRAGEDIA; Satanás se ha aprovechado del sueño profundo en el que está sumergido el ser humano, para mantenernos separados de la verdad.

La otra Babel quiere llegar al cielo, Luteranos, Católicos, Adventistas, Evangélicos, Anglicanos, Testigos de Jehova, Metodistas, Ortodoxos y pare de contar, están luchando entre sí por ver quién llega al cielo y no morir en el intento.

Tuvo que venir el Cristo para decirnos que los cielos no se alcanzan, LOS CIELOS SE ACERCAN, rompiendo aún más las cabezas de los que niegan esa declaración, manteniendo su obstinada posición de babel, llegar al cielo.

Llegará el día cuando despertemos y entendamos que estar revestidos de Cristo es estar en el Reino de los Cielos, asumiendo nuestro destino de ser sacerdotes vestidos de lino torcido de color azul, púrpura y carmesí.

2Co 5:2: “Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;”

Las moradas eternas no son promesas, no son realidades, son las verdades espirituales de aquellos que se están formando para ejercer el señorío, el gobierno y el sacerdocio en la tierra, para aquellos que no cabalgan en los caballos de las religiones cuyo destino es un cielo de muerte.

El evangelio no presenta la salvación del hombre, presenta al Reino de los Cielos. La salvación es aceptar una investidura no merecida, pero que por gracia nos ha sido dada. Es hacernos partícipes de un cuerpo glorificado hecho a la medida de Cristo en nosotros y que debe operar cada día desde ahora hasta la eternidad.

Despierta tu que duermes, rompe con la liturgia, con el modelo de iglesia de ovejas y pastores, con la idea de hombres santos a los que no puedes cuestionar. Tienes acceso a las escrituras y al Espíritu Santo, no puedes excusarte diciendo que así te enseñaron.

No importa que empieces desde cero, re-aprende si es necesario, enfréntate a la palabra de Dios quitando de la cabeza lo que has oído y presta más atención a lo que el mismo Dios a escrito en tu mente y en tu corazón para este tiempo.

Dios nos pensó gobernando, señoreando y sojuzgando como su imagen en un Reino sin fin aquí en la tierra y no alabándolo eternamente en los cielos.

¡Despertemos!…

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