La otra Iglesia

¿Cuántos de lo que salen de su casa los domingos pertenecen a esa iglesia?

 

La Religión de la Neutralidad

     ¿Sabías que las leyes verdaderas no requieren de la voluntad de un segundo o tercero para que se cumplan?. Lo que Dios estableció para el hombre en Génesis 1:28 es una ley verdadera. Así como estableció que la tierra produzca hierba verde, hierba que dé semilla, así mismo el hombre fructifica, multiplica, llena, sojuzga y señorea, operando en esa ley, sea en Su Reino, o fuera de el.

Ahora bien, dependiendo de la fuente que lo inspira, el hombre opera en esa ley de forma bizarra o en justicia. Me explico: cuando el hombre se multiplica en términos de descendencia (una de las tantas facetas de la multiplicación) dentro del Reino de Dios, trae vida y bendición. Sin embargo, en el mundo, no tiene reparos en abortar esa vida, revelando una desconexión profunda con los principios divinos.

Otro ejemplo es el señorear: Dios estableció que este debía ser sobre los seres vivos en la tierra, pero no incluyó al hombre en esa lista. Sin embargo, el hombre, al operar bajo la ley de señorear sin la inspiración del Espíritu de Dios, termina enseñoreándose de otros hombres, trayendo consigo esclavitud y corrupción.

Así mismo ocurre con todas las operaciones asignadas al hombre por Dios en su ley.

Existe un grupo de hombres y mujeres que logran abrir sus ojos y se dan cuenta de estos desvíos, pero no aceptan la responsabilidad de enderezarlos, sino que prefieren quedarse en una delgada línea gris, en un eterno ocaso donde nunca termina de oscurecer, o en una eterna alba donde nunca termina de amanecer.

La neutralidad, la religión de los eunucos espirituales, es una ilusión peligrosa que desafía la soberanía de Dios y la verdad de las Escrituras. La ley de Génesis 1:28 no solo se refiere a la reproducción física, sino también a la expansión del conocimiento y la verdad divina. Sin embargo, muchos hoy en día buscan una postura neutral, creyendo que pueden entender el mundo sin reconocer su dependencia total de Dios. Esta enseñanza argumentará que la neutralidad es imposible en el mundo de Dios (Su Reino), y que debemos abandonar esta falsa religión para abrazar plenamente a Cristo.

El hombre que afirma la neutralidad en su pensamiento no reconoce su completa dependencia del Dios de todo conocimiento. Proverbios 1:7 nos recuerda: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Aquellos que buscan la neutralidad, a menudo se presentan como intelectuales superiores, o necios irresponsables, que creen haber descubierto o verificado las enseñanzas de las escrituras por sí mismos. Sin embargo, esta actitud es inconsistente con la profesión y el carácter cristiano.

Muchos necios, intelectuales perezosos o no, comienzan con la autosuficiencia argumental, y usando esto como punto de partida, trabajan hasta una aceptación “racional” de las escrituras. Este enfoque es defectuoso porque ignora la necesidad de comenzar con la palabra segura de Dios como fundamento de todo conocimiento. Proverbios 12:15 dice: “El camino del necio es recto ante sus propios ojos, pero el que escucha consejo es sabio”. La autosuficiencia intelectual es una forma de necedad que lleva a la arrogancia y al rechazo de la verdad divina.

El camino de la ignorancia al conocimiento puede ser quebrantado por la fe arrepentida. Proverbios 28:26 advierte: “El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que camina sabiamente será librado”. La verdadera sabiduría comienza con el reconocimiento de nuestra dependencia de Dios y la sumisión a Su voluntad. La neutralidad es imposible en el mundo de Dios porque todo conocimiento verdadero proviene de Él.

La religión de la neutralidad es una trampa que nos aleja de la verdad de Dios. Para salir de esta religión, debemos forzarnos a ser abandonados en Cristo. El mundo permite que nos mimeticemos con él, pero el Reino de Dios solo conoce adopción y transformación. Romanos 12:2 nos exhorta: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

El sabio presta atención al consejo que se le da, mientras que el necio confía en su propia autoridad racional. Proverbios 14:16 dice: “El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio se muestra insolente y confiado”. El necio juzga las cosas de acuerdo a sus propias normas preestablecidas de verdad y justicia, y así sus propios pensamientos siempre resultan ser correctos únicamente en su razonamiento. Esta actitud es peligrosa porque nos aleja de la verdad de Dios y nos lleva a confiar en nuestra propia comprensión limitada.

Un cristiano neutral, si es que tal cosa existe, es alguien que evade la responsabilidad de su asignación dentro del Reino. Santiago 1:22 nos exhorta: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Decir con la boca que Cristo es el Señor, pero no hacerlo Señor en nuestro corazón, es una forma de hipocresía que debe ser rechazada.

Todos los que hacen esa confesión en esos términos, pasan a ser militantes de la iglesia de la neutralidad.

La dependencia en Dios es fundamental para cualquier verdadero conocimiento y sabiduría. Proverbios 3:5-6 nos instruye: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. La autosuficiencia intelectual, perezosa o no, es una trampa que nos lleva a confiar en nuestra propia comprensión limitada y a rechazar la guía divina.

Para salir de la religión de la neutralidad, debemos ser transformados en Cristo. Efesios 4:22-24 nos exhorta: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Esta transformación implica un abandono completo de nuestra autosuficiencia y una dependencia total en Cristo.

Juan 15:19 nos recuerda: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”. Ser adoptados en el Reino de Dios significa ser transformados por Su verdad y vivir de acuerdo a Sus principios.

Que seas aborrecido por el mundo, no es garantía que caminas conforme a Dios; si eres de los neutrales, buscarás parecerte al mundo para que no te aborrezca, pero si eres de Cristo, la imagen renovada que portas hará que el mundo te rechace, porque el mundo rechaza a aquel que tiene el potencial para dominarlo.

La neutralidad en el pensamiento es una ilusión que desafía la soberanía de Dios y la verdad de las Escrituras. Debemos reconocer nuestra completa dependencia de Dios para cualquier cosa que lleguemos a entender sobre el mundo. Para salir de la religión de la neutralidad, debemos forzarnos a ser abandonados en Cristo y permitir que Él transforme nuestras mentes y corazones. Solo entonces podremos cumplir con nuestra responsabilidad dentro del Reino y vivir de acuerdo con la justicia de Dios.

Ap 3:16: “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”

 

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