Hasta que la muerte los separe

¿Qué tan rabakukos somos nosotros, que por ver las cosas literales, caemos en sus mismos errores?

     Si al día de hoy me preguntaran: ¿qué es la biblia?, diría que es el best seller de amor más grande de la historia, diría que es la carta de amor más intensa que un marido le ha entregado a su esposa.

Un pacto cumple con todas las características de un matrimonio, tanto así, que al matrimonio se le define usualmente como un pacto entre dos personas que se aman.

En la matemática del mundo 1+1=2, pero no ocurre así en la matemática del Reino donde 1+1=1.

Aquel que lee Ef 5:23,29-31 con entendimiento, le deben resonar los versículos de Gn 2:22-24, y ¿qué significa ésto?, significa que el modelo de reino de los cielos para el hombre se conserva intacto ante los planes de Dios por los siglos de los siglos.

La unión de Adán y Eva, era el tipo de la unión de Jehová con la nación de israel y que sería la proyección final de Cristo con su Iglesia, la flamante esposa del Cordero.

La unidad (matrimonio) de Adán y Eva se evidenciaba en la frase: “hueso de mi hueso y carne de mi carne”. La unidad de Jehová con su pueblo escogido Israel se evidenciaba en el sacrificio continuo a través del cual se mantenía la vigencia del primer pacto.

Pero esta esposa se creyó la señora por siempre a causa de la palabra de su misericordioso Esposo, pero así le dijo el Marido a su esposa adúltera en Is 47:7-11: “Dijiste: Para siempre seré señora; y no «has pensado» en esto, ni te acordaste de tu postrimería. 8 Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad. 9 Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos. 10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más. 11 Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti.”

Jehová de los ejercicios nunca violentará su ley, escrito está en 1Co 7:39: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.”

Este versículo aplica también en el sentido opuesto. La esposa (Israel como nación) murió en el año 70dc, y si no fuera suficiente con ésto, el Marido (Jehová) representado en el Mesías fue muerto también en la cruz. La esposa apostó del Marido, y con ello hicieron cesar el continúo sacrificio a mitad de la semana setenta profetizada en Dn 9:27.

Todo sacrificio realizado desde la muerte del Mesías hasta la destrucción del templo no fue válido, ese pacto ya no era cobija (ese matrimonio había cesado).

Pero lo que significaba el fin de un pacto, correspondía el comienzo de uno más excelente, así como la nube en forma de columna de fuego era tinieblas para las cuadrillas egipcias, así también, la misma nube hacía resplandecer la mañana como bautizo para una nueva nación en libertad y protección que atravesaba un mar dividido en dos.

El nuevo pacto, el nuevo matrimonio, la nueva unión fue consumada en la cruz, y como en todo buen matrimonio debe haber garantía, la arras de esa garantía llegaron en la forma del Espíritu Santo y su sello con la sangre del cordero.

Todo matrimonio necesita una novia, ¿de donde fue tomada la novia?, del remanente escogido, esos que fueron santificados y purificados por el lavamiento de la palabra, fueron éstos los desposados para Cristo por si mismo.

Ef 5:25-27: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.

La esposa honra a su marido, la esposa representa a su marido, la esposa es santa porque su marido es santo, la esposa ministra la autoridad y el poder de su marido, la esposa habla como habla su marido, la esposa es una con el marido, la esposa está sentada juntamente con el marido en el trono de su gloria, la esposa es el marido, por eso es que la esposa debe llegar a la plenitud de decir: “ya no vivo yo, Cristo vive en mi”.

Apocalipsis 19:2 es claro, luego de caer la gran ramera, llegan las bodas del cordero (Ap.19:7), como en una obra teatral, un acto seguido de otro. Estas bodas representan el tiempo de la restauración y restitución a plenitud de todas las cosas, tanto de la esposa, como de los nuevos cielos y nueva tierra, desde el inicio del segundo pacto hasta el recibimiento de Cristo en su segunda venida, y ¿quién será la que lo recibe?, la sin mancha y sin arruga, que le rendirá cuentas por toda la mayordomía que realizó durante el tiempo de los gentiles.

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