En esencia somos…

No persigamos más a los hombres, seamos como Cristo...


¿Somos lo que pensamos?, ¿somos lo que décimos?, ¿somos lo que hacemos?

No todo lo que pensamos llega a ser, no todo lo que decimos llega a ser, no todo lo que hacemos llega a ser. El propósito del hombre es SER aquello para lo que fue creado.

Hemos hablado mucho sobre el tema, a esta altura debemos entender con claridad que fuimos creados para gobernar como reyes, siendo representantes de Dios en la tierra.

El modelo de rey lo tenemos para que no tengamos excusa, así como Moises en Ex 25:40: “Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.”

El evangelio se resume en SER como Cristo. Está verdad pasa por encima de lo que pensamos, decimos y hacemos, de tal manera que nuestros pensamientos deberían ser como los de Cristo, aquello que digamos serían también palabras que el mismo Cristo diría y finalmente aquello que hacemos sería para cumplir toda justicia, así como lo hizo Cristo.

Dios se complacía con Jesús porque Él buscaba cumplir toda justicia por amor. Él llegó a amar al mundo siendo solo un hombre de la misma manera que su Padre lo hizo en Juan 3:16

La esencia de nuestro asunto no está en lo que pensemos, digamos o hagamos, la esencia está en los que somos antes de pensar, en lo que somos antes de decir y finalmente en lo que somos antes de hacer.

La siguiente pregunta es obvia, ¿qué fuimos llamados a ser?, y la respuesta es igualmente obvia, fuimos llamados a ser CRISTO.

Si esta Justicia queda establecida en lo mas profundo de nuestro ser, entonces ya no buscaremos más hombres que enseñen, sino a Cristo en los hombres; dejaremos de buscar entretenimiento religioso, ocupándonos de hacer toda justicia.

Una mente necia diría: ¡Dios es uno y una su voluntad, ¿para qué es el hombre?, si al final si o si se va a cumplir la voluntad de Dios, ¿seremos esclavos por voluntad propia?, entonces que de la orden y ya, se terminaría tanto padecimiento sin sentido!.

Pues no es así, la escritura nos dice claramente que Dios buscaba en Adán establecer una AMISTAD.

La amistad es una relación sin ego donde solo hay reflejo de identidad. Dios busca reflejarse en nosotros y que nosotros nos reflejemos en Él, por eso nos dotó con su imagen.

Los amigos se acompañan y comparten el mismo espíritu, lo que hace uno, el amigo lo respalda, porque todo lo que haga el amigo no irá en contra del otro. No es esclavitud desde la óptica humana, es amistad desde la perspectiva divina.

En matemática existe una propiedad de los números que llamamos igualdad por asociación. Es decir, si A=B, y B=C, entonces por asociación A=C.

Bíblicamente funcionaría así: Jesucristo dijo que Él (A) es la luz del mundo (B), también dijo que nosotros (C) somos luz del mundo (B), entonces por asociación nosotros somos Cristo y esto lo reafirmamos porque somos su cuerpo.

Cristo es principio y fin, alfa y omega, antes de toda idea y manifestación humana, antes de toda denominación, religión y doctrina.

Nada nos puede definir en nuestra esencia, solo Cristo puede hacerlo.

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