¿Qué tienen en común Pelé, Coco Chanel, Henry Ford y Enzo Ferrari?. Que se convirtieron en su obra.
Cuando esto ocurre, las personas trascienden con su obra. Los nombres de los hombres y mujeres se vuelven referentes y más que referentes, se vuelven sinónimos que describen plenamente su obra.
¿Quiénes fueron los vencedores de Apocalipsis 12:11?
Ap 12:11: “… han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos…”
Los que en obediencia salieron de Jerusalén cuando Cristo lo señaló antes de su destrucción en el año 70 d.c.
Éste versículo resuena hasta nuestros días, y continúa vigente por el poderoso efecto que causa en la vida de aquellos que se vuelven testimonio vivo de la palabra que profesan.
¿Qué es trascender?
Hacer de aquello que hagamos, más grande que nosotros, llegando inclusive a incluirnos a nosotros.
¿Porqué es importante esa palabra trascender?, porque habla de vida eterna, y el que se vuelve Cristo, trasciende en vida eterna.
¿Y cuándo trascendemos?. Cuando nos volvemos en aquello que trasciende.
Hoy en día, somos ineficaces en vivir el mensaje del reino sencillamente:
1) Porque no estamos dando el mensaje correcto.
2) Porque estamos dando nuestro propio mensaje.
3) Porque queremos que se fijen en el mensajero y no en el mensaje.
4) Porque no creemos en el mensaje aunque lo hablemos.
5) Porque buscamos sólamente, cómo el mensaje puede servir a mi propósito.
6) Porque no encarnamos el mensaje.
Encarnar el mensaje divino, es volvernos Cristo.
¿Y cuál es el mensaje que vino a traer el mensajero?
Mt 4:17: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
El día que entendamos que el arrepentimiento y el Reino son el mensaje, entonces las cosas empezaran a cambiar según justicia.
¿Qué cambia de lo noche al día?. El sol. Todo lo demás no cambia, pero todo es afectado por ese astro cuando está en su zenit.
La convicción del mensaje de Jesús la vemos en Juan 6:38, Jesús dice: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
El fruto más excelente, es el fruto que resulta de encarnar a Cristo. El que encarna a Cristo, se vuelve parte del Reino.
Una persona sin Cristo , termina siendo una persona que encarna la muerte. Esto ocurre porque sencillamente todo fuera de Cristo es muerte, Cristo es vida, y vida eterna.
Dios no quiere que busques poder, esa es la definición de empoderamiento que te enseña el mundo. Dios quiere, que así como su Hijo encarnó el mensaje del Padre, de igual forma, nosotros encarnemos el mensaje del Hijo.
En el corazón de cada gran movimiento, en el núcleo de cada gran revolución, hay un mensaje que resuena más allá de las palabras de aquellos que lo llevan. Este mensaje tiene el poder de unir, de inspirar y de transformar.
La historia nos ha enseñado que los mensajes que perduran son aquellos que se arraigan en verdades universales, que hablan a nuestras esperanzas más profundas y a nuestros anhelos más sinceros. Un mensaje poderoso no se mide por la elocuencia del mensajero, sino por la verdad que contiene y por el impacto que tiene en las vidas de las personas.
El mensaje de amor, redención y esperanza que Jesús trajo al mundo es infinitamente más grande que cualquier figura humana, incluido él mismo en su condición de hombre. Este mensaje ha resonado a través de los siglos, no por la persona de Jesús, sino por la verdad eterna y la promesa cumplida del Reino que Él encarnó.
El mensaje de Dios es más grande que cualquier mensajero. Pero el mensajero que envió Dios no solo entendió el mensaje, sino que se volvió el mensaje, encarnándolo hasta la muerte.
El verdadero cristiano, es aquel que persigue encarnar el mensaje de Cristo, tomando su cruz cada día.
El mensaje divino siempre será mayor que el mensajero, porque es el mensaje el que contiene la justicia de Dios, y tiene el poder de unirnos, y guiarnos hacia un futuro mejor. Es el mensaje el que permanece cuando los mensajeros se han ido. Y es el mensaje el que, en última instancia, define el legado en Cristo en aquellos que lo han encarnado.
Si los hombres dejan algún legado, entonces es legado de hombre y no de Dios. Si los hombres encarnan el mensaje de Cristo, entonces el legado que dejan es el de Cristo. Hombres ministeriales que dejan su legado es signo inequívoco de desorden.
El propósito de un mensajero, es convertirse en la manifestación viviente del mensaje.
La encarnación del mensaje es un proceso de transformación personal que nos desafía a ser ejemplos vivos de las verdades que proclamamos. Como mensajeros, como justicieros, estamos destinados a ser esa palabra en acción en hechos y en verdad.
Jehová mi Dios te bendiga y edifique cada día. Amén.