El reino se acercó, ¡ahora entra!

"La fe es acción"

     Muy contrario a un estado de pasividad, dónde creemos que todas las cosas se tienen que dar a nuestro alrededor de forma automática, la llegada del Reino de los Cielos nos llama a un accionar conforme a propósitos eternos, a fin de obtener los resultados de Dios en nuestras vidas.

Desde el «arrepentimiento» demandado por Juan el Bautista (Mateo 3:2), pasando por los actos que nos estimulan a la fe (Mateo 3:5, 6), hasta (por último pero no menos importante) el dar frutos de justicia (Mateo 3:8); son obras en las cuales debemos esforzarnos y mantenernos activos, pues, al fin y al cabo, «la fe es acción» (Hebreos 11).

El arrepentimiento, es un cambio en la manera de pensar. Nuestro esfuerzo debe ir dirigido, constantemente, a derribar de nuestros pensamientos, argumentos, estructuras y tradiciones que nos han mantenido esclavizados a una vida separada de Dios y que nos impiden conocerle.

Esto no sucede solo una vez, sucede cada vez que Cristo conquista un área de nuestro ser por medio de la luz y la vida de su palabra.Es por eso que necesitamos exposición a su palabra constantemente. (Salmos 119:130; Juan 5:39).

Los actos de fe, son en nosotros armas espirituales que nos permiten ir creciendo y madurando en «la cultura del Reino de los Cielos». Meditar en las escrituras (2Timoteo 3:16), así como perseverar en la oración y la comunión unos con otros (Efesios 5:18-20, Salmos 133). Recordemos que tenemos armas que son poderosas en Dios (2Corintios 10:4,5)

Los frutos de Justicia, son resultado únicamente de una relación con el Espíritu Santo (Gálatas 5:22-25). El Señor le dijo a Nicodemo que es necesario nacer del agua y del Espíritu para entrar en el Reino (Juan 3:5, 6), porque lo que es nacido de la carne es carne, pero lo que nace de la inspiración Divina en nosotros es Espíritu, lleva identidad Divina, por lo tanto es fruto de justicia.

Si bien el perdón de los pecados es un acto que por la gracia de Dios opera en el que cree, el Reino de los Cielos debe ser arrebatado, y solo los violentos lo arrebatan (Mateo 11:12).

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