¡Hermanos!
¡Levanten sus Biblias y sus corazones, porque hoy no hablaremos de teorías tibias ni de religión cómoda!.
Hoy, frente a este mundo que se hunde en la mediocridad espiritual, les pregunto con fuego en el alma: ¿Hasta cuándo seguiremos navegando en círculos como barcos sin timón, arrastrando anclas de miedo, pereza y tradiciones muertas?.
La frase que nos convoca grita: “El que convierte sus tropiezos en buenas raíces, y sus dudas en puentes, es un hombre cuya determinación es capaz de transformar su vida y su entorno”.
¡No somos árboles comunes para quedarnos plantados!, ¡somos árboles de justicia, soldados del Reino, llamados a avanzar (2 Timoteo 2:3-4).
El cristianismo está anclado y ojalá fuera en Cristo. O navegamos en círculos o conquistamos mares.
Escucha esta frase: “Un bote de vela cuya ancla pesa tanto que solo navega en círculos hasta donde la línea del ancla se lo permite”.
¡Ese es el retrato de una iglesia que canta “Avívame” pero vive en “repeat o bis cíclicos”.
¿Por qué?. Porque prefieren la comodidad del puerto a la tormenta de obedecer.
¡Pregunto! ¿Hasta cuándo diremos “Amén” al sermón del domingo y el lunes viviremos como si Dios no existiera? .
Santiago 1:22 truena: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
¡No basta con llorar en el altar! ¡Dios no recoge lágrimas, sino frutos (Mateo 7:19)!
¡El hacha está puesta en el pie del árbol, es tiempo de cortar ataduras!
¡Usemos el hacha puesta al pie del árbol para cortar la línea que nos ancla al mundo, no esperemos que sea usada sobre nosotros!.
Juan el Bautista rugía: “El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles” (Mateo 3:10).
¡Dios no negociará con nuestra mediocridad! O damos fruto o seremos leña para el fuego.
Éste no es un mensaje para hacerte actuar por miedo. Es para que despiertes, te levantes y resplandezcas, porque estás en la luz admirable, ya no en tinieblas.
¿Por qué la palabra no nos transforma? ¡Porque la leemos como espectadores, no como gladiadores!.
Romanos 12:2 ordena: “Transformaos por la renovación de vuestro entendimiento”. Pero muchos viven en “modo espectador”, viendo la biblia como Netflix espiritual!.
¡No más!, la palabra es espada (Efesios 6:17), no almohada.
Si no te confronta, si no te hace sudar, si no te obliga a soltar lastres, ¡es que no la estás viviendo!.
Nuestra vida debe dar un salto de oidores olvidadizos a hacedores obsesivos: ¡el salto del león!
Santiago 1:23-24 advierte: “El que oye pero no hace, es como un hombre que se mira al espejo y luego se olvida”.
¡Hermanos!, ¿qué ven cuando se miran? ¿corderos asustados o leones de Judá (Apocalipsis 5:5)?
Pedro no caminó sobre las aguas por sus méritos, ¡solo cuando obedeció a Jesús! (Mateo 14:29), pero muchos prefieren quedarse en la barca… ¡Y criticar a los que se mojan!
¡No somos invitados al Reino, somos sus constructores!. Honra el real sacerdocio al que fuimos llamados.
1 Pedro 2:9 declara: “Vosotros sois… real sacerdocio, nación santa…”
Pero ¿dónde está nuestra realeza? ¿en los títulos de “pastor y oveja” o en “servir y sacrificarse por el prójimo”?
¡El Reino no es un club VIP!. Es un campo de batalla donde los cojos enseñan a correr y saltar por fe (Isaías 35:6).
¡Corten la Cuerda!, cambien el propósito del hacha, dejemos de ser cristianos de museo.
Identifica tu ancla: ¿Miedo? ¿Comodidad? ¿Amor al “así siempre se hizo”? . ¡Josué y Caleb cortaron el ancla del desánimo y conquistaron Canaán! (Números 14:6-9).
Usemos el hacha de la verdad: Prediquemos contra nuestros propios pecados primero. ¡Nehemías no solo lloró por Jerusalén; ¡la reconstruyó! (Nehemías 2:17-18).
Conviertan dudas en puentes: Tomás dudó, pero Jesús lo guió: “Pon tu mano aquí” (Juan 20:27). ¡Dios no teme a tus preguntas!, ¡acércate a Papá!.
¡Es hora de navegar en aguas profundas, deja la bahía de la comodidad!, ¡Y REVISTETE DE REY Y SACERDOTE!.
Isaías 43:19 promete: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz. ¿No la percibís?”.
¡Dios no quiere reformar la vieja religión, quiere hacer pedazos lo que se desvió!. ¡Corten la cuerda del conformismo!. ¡Usen el hacha de la fe!, y conviértanse en hacedores obsesivos del Reino!, porque si Cristo los libertó, seréis verdaderamente libres (Juan 8:36), y la libertad no se negocia, ni se pone en pausa. Se arrebata.
¿Qué esperan? El hacha está en sus manos… ¡Corten!.