El Árbol de la Vida

Lo único que el Creador le cambió al hombre después de su caída, fue la vestimenta...

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. Salmos 1:3

     Cuántas veces nos hemos topado con el capítulo 2 del libro de Génesis y encontramos esos dos misteriosos árboles que, al parecer, rigen el destino del hombre que Dios creó?.

Muchas especulaciones hay, no tanto del árbol de la vida (total, fue escondido del hombre), pero del árbol de la ciencia del bien y del mal… Era un árbol de manzanas?, el fruto producía algún efecto sobre el hombre?, pero creo que nuestro deber es conocer el árbol de la vida y no conformarnos con la evidente prohibición expresada en Génesis 3:22-24.

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Apocalipsis 22:1-2

Este texto guarda estrecha relación con la visión del profeta Ezequiel, acerca de las aguas salutíferas (Ezequiel 47). En tal sentido, prestemos especial atención al hecho de que no se trata solo de un árbol, la palabra está hablando de «árboles de vida» que están en medio de la calle, pero también a uno y al otro lado del río. Estos árboles «dan su fruto en su tiempo» y su hoja, que no cae, es para sanidad de las naciones. Estos árboles tienen todos la misma esencia, la misma identidad.

¿Tenemos acceso al árbol de la vida?.

El problema del Creador no es que el hombre (que Él mismo creó con carácter de eternidad) viva para siempre, la verdad es que Él no quiere que el hombre viva caído para siempre, esto último nos revela el corazón del Dios de Amor.

Génesis 3:22-24, nos dice claramente como llegar al árbol de la vida. Nos muestra un camino que nos lleva a él, pero seguramente al transitar el camino, una espada provocará cortes en nosotros, y el fuego quemará áreas de nuestra vida. Seguro va a doler, pero no temas, estás renaciendo del agua y del Espíritu (Juan 3:5). Cuando el proceso acabe, serás declarado justo, por la fe (Romanos 5:1-2). Cuando el proceso acabe, tu mismo serás un árbol de vida.

Marcos 8:22-24, es el relato de un hombre que con el ADN Divino en sus ojos, fue capaz de ver a los hombres de la misma forma que Dios los ve, como grandes árboles que se mueven sobre la tierra. No es extraño que, después de ser creados, el Creador nos de instrucciones para fructificar y llenar la tierra (Génesis 1:28). No es extraño que la palabra del Señor nos compare con vides, higueras, olivos, árboles de justicia, plantío de Jehová, como tampoco es extraño que espere de nosotros frutos del Espíritu o frutos de Justicia.

La restitución del Reino de Dios con los hombres, tiene el propósito de sanar y restaurar toda la creación (Romanos 8:19). Como hijos de Dios en la tierra, nuestra tarea hoy es la manifestación del Reino de los Cielos, un Reino de Justicia. ¿Cómo lo hacemos?, pues fácil:

…dando frutos de justicia,

«‭‭El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio.» Proverbios 11:30

…hablando justicia y paz,

‭‭La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. Proverbios 15:4

Lo único que el Creador le cambio al hombre después de su caída, fue la vestimenta. Le quitó las hojas de higuera, hojas de injusticia, hojas de temor, hojas de vergüenza, hojas de indolencia e irresponsabilidad, y los revistió con pieles, como las de un cordero inmolado, los revistió con el cordero que fue inmolado desde antes de la fundación del mundo (1Pedro 1:19-20), los revistió con Su justicia.

Ezequiel 47:12 y Apocalipsis 22:2, coinciden en el hecho de que nuestros frutos y nuestras hojas son para sostenimiento y sanidad de la tierra. El hombre Adánico dejo de vivir por el consejo Divino y comenzó a vivir por su propio conocimiento y experiencias, y el resultado ha sido maldición.

La creación no necesita nuestras experiencias e ideas ni nuestros temores y vergüenzas. El mundo necesita árboles de justicia y plantíos de Jehová.

SOMOS ARBOLES DE VIDA EN CRISTO.

 

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