Como las tortugas

¡Que esta alegoría te cambie la vida!. Aprendamos del creador a través de la creación...

     Imagina una pequeña tortuga marina, recién salida de su huevo en una playa soleada. Este es el único momento en su vida en el que tocará tierra. Desde el momento en que rompe el cascarón, su instinto la guía hacia el vasto océano. Con cada paso que da en la arena, se acerca más a su verdadero hogar, el mar. Una vez que alcanza las olas y se sumerge en el agua, comienza una nueva vida, una vida que nunca más la llevará de vuelta a la tierra. Así como esta tortuga macho marina, nosotros también experimentamos un nuevo nacimiento cuando encontramos a Cristo, un nacimiento que nos lleva a una vida transformada y alejada del mundo.

La playa representa el mundo en el que nacemos. Es un lugar de transición, donde la tortuga comienza su viaje. De manera similar, nuestro primer encuentro con Cristo es un momento de transición, difícil y lleno de tropiezos. En Juan 3:3, Jesús dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Este nuevo nacimiento es el comienzo de nuestra transformación. Así como la tortuga debe dejar la playa para vivir en el mar, nosotros debemos dejar atrás nuestra vida pasada para vivir en Cristo.

El camino de la tortuga hacia el mar es arduo y lleno de desafíos. Cada paso en la arena es un esfuerzo hacia su verdadero hogar, ese camino está lleno de depredadores y trampas que sólo dejándonos guiar en fe podremos vencer. De la misma manera, nuestra transformación espiritual requiere esfuerzo y determinación. Romanos 12:2 nos exhorta: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Este versículo nos recuerda que debemos renovar nuestra mente y no conformarnos a los patrones del mundo y de religiones llenas de mundo.

Una vez que la tortuga entra en el mar, su vida cambia por completo. El océano es vasto y lleno de vida, un contraste con la lenta, limitada y peligrosa playa. Así es nuestra vida en Cristo, una vida completa en el inmenso mar. En 2 Corintios 5:17, se nos dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Este versículo encapsula la transformación total que experimentamos. Vivir en Cristo significa dejar atrás nuestra vieja vida y abrazar una nueva existencia llena de propósito y esperanza.

La tortuga macho nunca vuelve a la tierra una vez que entra en el mar. Esto simboliza nuestra perseverancia en la fe. Hebreos 12:1-2 nos anima: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Este pasaje nos recuerda que debemos mantener nuestra mirada en Jesús y perseverar en nuestra fe, sin volver a nuestra antigua vida.

La vida de la tortuga macho marina es una poderosa alegoría de nuestra vida en Cristo. Desde el momento en que nacemos de nuevo, estamos llamados a dejar atrás nuestra vida pasada y a vivir en la plenitud de Cristo. Filipenses 3:13-14 nos exhorta: «Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Que esta enseñanza nos inspire a vivir una vida transformada y dedicada a Cristo, recordando siempre que en Él somos nuevas criaturas, llamadas a vivir en la plenitud de Su amor y gracia.

¡En tierra, la tortuga es lenta, pero en el mar es hábil y poderosa!.

Lc 9:62: «Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios

Las cosas del Reino son definitivamente para valientes y esforzados, te bendigo.

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