Chamaeleonidae

Muchos homo sapiens prefieren ser chamaeleonidae... ¿Cambias o te adaptas?

     ¡Cuidado!, no podemos señalar como verdadero algo que hasta el momento ha sido una teoría…

Que tragedia la del hombre, creer, confundir que adaptación es sinónimo de cambio.

Cambiar en ámbito espiritual es el poder de hacer nuevas las cosas. El único que puede hacer cosas “verdaderamente” nuevas es Dios, Él es el que posee el don creador.

“Darwin fue cristiano, hijo de un pastor anglicano, y el único título universitario que consiguió fue el de teólogo”. 

https://www.religionenlibertad.com/ciencia_y_fe/37728156/darwin-cristiano-origen-especies-3-catolicos-adelantaron.html

Irónicamente, la teoría de la evolución de las especies de Darwin alimenta estas líneas de enseñanza cuando la observo desde otra perspectiva.

El hombre sin Dios se parece mas a una especie animal aventajada de las demás por su intelecto, pero cuyo resultado ha sido siempre la autodestrucción. La especie humana sin Dios se comporta como los virus; llega a un lugar sano, explotando sus recursos naturales y luego que los agota, emigra a otro lugar donde pueda seguir ese patrón.

Nos volvimos expertos en el oportunismo, nos volvimos expertos en adaptación. Hemos hecho del oportunismo nuestra más querida religión.

Así como los pinzones muestran “aparentes cambios” según su entorno y tipo de alimentación, así mismo los cristianos actuales nos hemos adaptado a un “evangelio” carente de propósito, según la visión que cada quien tenga.

Adaptarse no es cambiar, cambiar implica transformación, implica reemplazar un corazón de piedra por uno de carne.

Cambiar no es torcer, tampoco corroer, allí se experimenta modificar la forma, la imagen que se ve, pero no la esencia.

Espiritualmente hablando, cuando hablamos de cambio, hablamos de renovación hacia la auténtica imagen de Cristo y esto es un milagro que sólo el Espíritu Santo puede hacer. Es imposible adaptarse a la imagen de Cristo, lo único que lograrán son malas copias.

Muchos de nosotros estamos “viviendo” un evangelio de adaptación, y no viviendo un evangelio de reino.

Un linaje real ocurre únicamente por sangre, la misma sangre que circula por el hijo es la que circula por el padre. La sangre de Cristo es el catalizador que usa el Espíritu Santo para transformar nuestro entendimiento (nuevo nacimiento implica posesión del linaje real), hacer de lo impío, justo, hacer de lo adúltero, noble.

Así como hasta el día de hoy no se ha podido demostrar que las especies cambian de una a otra por evolución (adaptación), así mismo y hasta el día de hoy, nadie opera y manifiesta el reino de los cielos adaptando su conducta o su manera de ser a un hijo de Dios.

La mente con sus intereses egoístas, proyectos personales, agendas ideológicas y cualquier otra cosa que engendre su pensamiento, no podrá hacer que cambie, solamente logrará torcer más aquello que está torcido.

Tú que hasta ahora has tratado infructuosamente de manifestar el reino, tratando de adaptarte a un Cristianismo, no sigas perdiendo el tiempo, profesas himnos y cánticos espirituales en la iglesia, pero adornas tu casa y tu entorno con malos pensamientos y maldiciones que salen de tu boca.

Adaptarse requiere mucho esfuerzo para que cuándo la ilusión termine, vuelvas a ser el mismo de antes; cambiar requiere de un milagro que lo provoca aquél que usa la medida de fe que Dios le dió.

Los que se adaptan son sepulcros blanqueados, almas adúlteras, caparazones que caminan, engañadores de si mismos, eunucos de arrepentimiento, son aquellos que decimos “Señor, Señor”, pero nuestro corazón está lejos de Ti.

Los que cambian se exponen cada día a su Cruz, a la sangre del cordero, a los que buscan la intimidad con Dios, los que adoran en su corazón y van a la iglesia para fortalecer en fe a sus hermanos. Los que cambian no buscan a Dios en un templo, sino que llevan al Espíritu Santo a donde quiera que estén.

Los que cambian disponen sus agendas personales a favor del propósito divino, los que cambian cancelan sus conductas manipuladoras, los que cambian se humillan viendo a su prójimo como mayor que ellos, colocando así, límites a la vanalidad del alma, el que cambia deja de servirse de los demás y empieza a servir, el que cambia deja de retener y empieza a dar.

El que cambia ve la imagen de Cristo en el prójimo, el que cambia ya no vive para sí, vive para cumplir el propósito que Dios le dió 

Cambiar es pasar de dormido a despierto.

Iglesia, DESPIERTA…

Enseñanzas Recientes

También puede leer algunas de nuestras otras enseñanzas.

Contacto

Ministerios de La Gracia – Todos los Derechos Reservados.