Batalla de Ideas

Más que nunca debemos humillarnos ante nuestro Rey...

Jn 8:32: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Jesucristo le hablaba a SUS DISCÍPULOS, y les decía que si se mantenían en sus enseñanzas conocerían la verdad y la verdad los haría LIBRES.

El Maestro enseña a sus discípulos ideas que tienen como propósito ser aplicadas, respetando las reglas de convivencia entre unos y otros.

La batalla por las ideas es el evento que define los pasos de una sociedad, pero esto ocurre en un mundo sin Dios.

Francia 1789.

Junto con el inicio de la revolución francesa nace lo que hasta el día de hoy conocemos como «izquierda y derecha»

 El cuidado de los intereses y la búsqueda de satisfacer necesidades hizo implosión, dando como resultado lo obvio, que cada persona busca la posición que más le convenga según su condición. Esto muchas veces inicia desde lo altruista y se mezcla con ideales nobles, pero en lo oculto siempre estará presente la levadura del egoísmo y la envidia de personas que no practican las enseñanzas de la Verdad.

El debate de «izquierda y derecha» se ha derivado hasta nuestro días con los nombres de socialismo y capitalismo. Claro está, son varias las ideas que están acompañando estos dos polos de pensamiento. Están los extremistas y los centrales, así como otras ideas tangenciales desde el amplio espectro de la mente humana.

Quizá podemos estar de acuerdo en una cosa: ningún sistema de gobierno diseñado por el hombre es perfecto.

Este escrito no pretende dar lecciones de cuál corriente política es mejor, cada quien defenderá su posición, pero vengo a defender la posición de LA VERDAD.

Democracias y dictaduras, reinos y repúblicas, imperialistas y revolucionarios, son parte del gran concierto que tiene un propósito oculto y perverso; mantener dormida a la iglesia de Cristo, a fin de no despertarla y que logre extenderse hasta lo último de la tierra.

La iglesia ha tenido altos y bajos, avances y retrocesos. Ella misma se ve usualmente dividida entre corrientes de pensamientos a las que llamamos doctrinas, interpretaciones y hasta revelaciones.

Por un lado están los dispensacionlistas, por otro están los premilenialistas, posmilenialistas, y pare de contar.

¿Cómo podemos traer orden a todo esto? La respuesta resuena con fuerza desde las escrituras, cuando por el Espíritu me trae la frase de Juan 8:32.

Celebro la frase de Karl Marx cuando dijo: “la religión es el opio del pueblo”, ya sé, seguro me estás tildando de socialista o comunista, pero no, tampoco soy de los capitalistas. Soy de Cristo y ciudadano del Reino de los Cielos, creo en el Reino y que ese Reino está vigente desde hace más de 2000 años.

Es una triste frase la del opio del pueblo, pero a mi modo de ver encierra una gran verdad.

Unos de mis referentes espirituales preferidos es el Dr. Myles Munroe, él escribió los siguiente:

“Si no puedes cambiar tu situación y te esfuerzas por reconciliarte con ella, la religión hace un gran trabajo ayudándote para que te conformes. Te hace feliz en tu pobreza, contento en tu enfermedad, satisfecho en tu depresión y casi pacífico en tu frustración. Funciona porque te dice que todo estará bien poco a poco. Tu vida mejorará más adelante. La religión te dice que el Cielo es tu destino y todo lo que tienes que hacer es aguantar hasta morir. La religión pospone tu realidad para el futuro. Se vuelve muy atractivo porque te ayuda a aceptar las cosas tal como son cuando sientes que has perdido el control sobre tus circunstancias.”

En otras palabras, la religión nos sigue haciendo esclavos, ya no de Egipto, pero sí de nosotros mismos.

Si hay un Rey-Hijo en los Cielos que redimió nuestra condición en esta tierra, y me dice que yo estoy sentado juntamente con Él, y que Él me puso por cabeza sobre todas las cosas, ¿entonces?, ¿a quién le creó?, ¿a las religiones o a mi Rey?.

Ex 19:6a: “Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa…”

Un rey domina y extiende su territorio, la sangre del cordero nos redimió para que cumplamos la voluntad del Rey-Padre, de ser los señores de la tierra en su nombre, no volvamos a darle nuestra autoridad a satanás, Cristo ya lo venció y no tiene vuelta atrás.

Veo con tristeza la iglesia de mi Señor dividida en muchas formas, desde mi posición de ministro puedo dar fe de esa situación. Tenemos que rescatar la unción de la iglesia primitiva, esa que mostraba un evangelio del Reino lleno de poder del Espíritu.

Es el poder del Espíritu lo que los filósofos e intelectuales de la actualidad no van a poder rebatir, explicar o encasillar. Tampoco esa parte de los políticos corruptos que gobiernan actualmente las naciones. Es con el poder del Espíritu que estamos llamados a operar, para conquistar y llenar la tierra de la gloria de Jehová.

1Co 2:4: “y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,”

1Co 2:5: “para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”

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