Aclaremos…

Hablando de: saber y manifestar, salvación y justicia, de ley y gracia.

     No es cuánto sabes, sino la exactitud de lo que sabes lo que realmente importa, aprendamos de los de Berea (Hch 17:11).

No es lo que digas que eres, sino lo que manifiestas lo que realmente importa (Ro 8:19)

La salvación vino por la justicia y no la justicia por la salvación, porque la voluntad fue antes que el pecado, así que no te centres en la salvación, sino en la justicia. Enfócate en las causas, no pierdas tiempo y energía resolviendo efectos, Cristo le devolvió el sentido a la ley mostrándonos su inspiración (Mr 2:27).

Sin la gracia, la ley no tiene sentido, porque la gracia es la manifestación del amor de Dios. Afirmar que estamos bajo la gracia y no bajo la ley, sin contexto, es un pensamiento que solo encaja en una mente dispensacional, que con necedad busca diseccionar la unidad de la escritura (Ro 6:14). El que está en Cristo, está en el amor, y el que está en el amor, opera por gracia y no por ley, pues el amor es el cumplimiento de la ley. Rm 13:10. No sé trata de estar en una u otra, o que una es válida y la otra no, ambas coexisten según el tipo de relación que el hombre en su voluntad decida establecer con Dios.

 

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