Insano sentimiento contrario al amor de Dios que desarrolla un ministro por el desarrollo, evolución o llamado de otro ministro. También lo podemos ver cuando un ministro no se relaciona con otros ministerios por temor a “contaminar” a los santos con “falsas doctrinas” ó “congregaciones desviadas de la verdad”.
Las consecuencias del celo ministerial sea como sea son dañinas para el cuerpo, literalmente se desarrollan islas en vez de un continente sólido y fuerte como debe ser el cuerpo de Cristo.
Riesgos, si, hay riesgos, pero hasta donde el daño de aislar a una congregación es mayor que el de permitir que los miembros se puedan relacionar.